Era un deseo desde hace años «porque es un deporte con capacidad para rejuvenecer el programa olímpico y dar espectáculo». Y en 2016 el COI lo certificó para Tokio: «Por criterios como su número de practicantes, su potencial para promover el espíritu olímpico y la ... antigüedad de las federaciones, el surf formará parte del programa olímpico en 2020».
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La noticia abrió un nuevo escenario a nivel mundial. Los y las mejores especialistas competirán por una medalla olímpica. Así que esta temporada, Tokio centra la atención de todos los surfistas en su lucha por ganarse la plaza. Es el caso de Garazi Sánchez, una deportista a quien su especialidad no se lo ha puesto fácil, pero cuya capacidad de superación le ha llevado a resurgir con la fuerza necesaria para estar en condiciones de ganarse la plaza olímpica en el Mundial de El Salvador que se disputará en mayo.
«Estar en los Juegos sería un regalo a toda mi trayectoria, pero sobre todo por estos dos años. Sería un final feliz a la pesadilla que comenzó con aquel accidente en Francia, y también un premio para mi equipo de trabajo –se ejercita con Gorka Alegría desde 2010– y para mi familia», explica Garazi, que estos días compite en Australia.
La vizcaína es una de las mejores especialistas nacionales del momento y una luchadora que, pese a que ella no lo considera así, es un ejemplo de constancia y superación. Dos veces se ha tenido que reinventar Garazi en su deporte, dos veces ha tenido que empezar casi de cero para volver a lo más alto, y ahora, con 28 años, es una deportista plena, con las ideas claras de lo que es su vida dentro y fuera del surf. «La verdad es que ahora los miedos los he transformado en conocimiento, y en el agua tengo más confianza, una paz más grande en cuanto al surf y la intuición tiene más espacio dentro de mí. Es verdad que me estreso, como todas, pero he quitado mucho miedo al futuro y al que será, porque he descubierto que no se puede controlar. Sé que soy capaz de desarrollar muchos más proyectos y sea lo que sea, encontraré algo que me guste», admite.
¿Pero qué ha sucedido en su carrera para que la vizcaína haya llegado a este punto? En 2018, sufrió un accidente cuando surfeaba en Hossegor (Las Landas francesas) y estuvo en riesgo de tener que dejar el surf. «Fue un golpe por una ola muy grande, me desplomé en la tabla, y en la orilla cuando traté de levantarme no pude. Me operaron y no sabía cómo saldría, porque podía quedarme coja. Pero todo ese proceso me ha servido de mucho. Yo no necesito el surf, lo hago porque es mi pasión y es una relación más sana, porque sé que sin él también puedo ser feliz».
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el peor momento
Lo más llamativo de su accidente y recuperación es que Garazi se retiró temporalmente sin dar explicaciones, hasta que estuvo recuperada. «Entonces hice un vídeo», recuerda. Fue su forma de dar a conocer todo el proceso. «Sentí que si decía lo que me había pasado tenía que dar muchas explicaciones, tenía que guardar fuerzas para convencerme de que estaba plenamente recuperada. Dar a conocer el vídeo fue mi manera de decir que estaba de vuelta».
Trabajó duro para volver a lo más alto, una escalera que ya subió cuando tenía 18 años, por lo que el esfuerzo que debía hacer para recuperar su nivel no le era ajeno. «En aquella ocasión fue diferente. No fue por una lesión, sino por una decisión vital. Me obsesioné tanto con el surf que dejé de disfrutar. Tenía dudas sobre lo que quería hacer el resto de mi vida y surfear me parecía muy absurdo. No quería seguir sin sentir la magia del surf. Poco a poco el cuerpo me pidió volver, algo muy duro cuando ha pasado un año y medio o dos. Tienes que recuperar el terreno perdido, patrocinadores... pero poco a poco aprendí a valorar lo que tenía. Ahora no me permito no disfrutar», explica Garazi, que además de ser deportista, empezó a estudiar ingeniería, ahora le queda un curso para finalizar empresariales y le atrae «mucho la psicología».
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Algo que considera una faceta fundamental en el mundo del surf, «el factor mental». «No se pierde tanto por nuestra técnica, sino por la toma de decisiones, de gestionar la competición o de tener un plan previo de competición. Mantener la estabilidad emocional es un factor fundamental y es lo que más reto me ha supuesto», afirma.
Garazi, que entró en relación con el surf gracias a acompañar los fines de semana a sus padres, reconoce que las cosas han cambiado mucho desde que empezó. «Antes apenas se veían mujeres y no había licras para nosotras. Ahora tenemos el apoyo de empresas como Iberdrola, que ayudan a mostrar que hay un montón de mujeres que somos deportistas», explica la vizcaína.
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Como referente en el deporte femenino, afronta uno de los momentos más importantes de su carrera profesional. «El tema olímpico funciona en el Mundial como un todo o nada. Quedan siete plazas, pero hay países que ya han alcanzado el cupo, así que el escenario está más abierto. Para todas es igual, así que lo que deseo es que al terminar el año tenga la sensación de que he hecho todo lo posible. Si estoy en los Juegos será la bomba, y, si no, no me dolerá si siento que he hecho todo lo que estaba en mi mano».
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