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«Lo más importante ahora es estar en casa y que esto acabe cuanto antes». Cuestión de prioridades. La surfista Garazi Sánchez aterrizó en la noche del miércoles en Loiu, después de un viaje interminable desde Barbados, donde se canceló una prueba en la que ... iba a tomar parte. Visto los estragos que está haciendo en España el coronavirus y con el Mundial en El Salvador cerca (el 9 de mayo), cita en la que se reparten las plazas para los Juegos, la vizcaína ha preferido regresar a Bilbao y exponerse a no poder salir de país para entonces.
Una odisea que ha vivido junto a su hermana y que arrancó en la isla caribeña, en la que ya se empezaba a palpar la incertidumbre. «El ambiente era ya un poco caótico, con los primeros positivos, y nos parecía insensato vivir algo como esto en ese país. Siendo extranjeras y sin saber cómo va allí el sistema de salud, era correr un riesgo innecesario». Además, sabían que desde Exteriores recomendaban volver a casa, pero les costó salir. Tuvieron bastantes problemas para cambiar el vuelo. Lo tenían programado para el día 23, y les llegaron a pedir hasta 2.000 euros por pasaje. Al final fueron reubicadas en un avión rumbo a Londres, donde tuvieron que aguantar una escala de 14 horas, sin medidas de seguridad más allá de intentar mantenerse alejadas lo más posible de la gente. En el vuelo a casa, sorprendentemente, eso fue imposible. «Iba lleno, no había ningún sitio libre».
Garazi reconoce que le «daba miedo» pasar una situación tan complicada como ésta lejos de su familia, «y encima con la incertidumbre de saber que igual ese sacrificio que estás haciendo para entrenar fuera no va a tener recompensa porque seguramente los eventos se cancelen». Ya en su hogar, permanece aislada con su hermana en una zona concreta de la casa. «Tenemos suerte de que es grande. Mis padres son jóvenes y están bien, pero así estamos todos más tranquilos».
El confinamiento no será para ella una tortura ya que debido a la operación que sufrió después del accidente en Las Landas, en 2018, se pasó un mes en la cama y prácticamente otro más en casa sin salir. «Fue casi en esta época, así que tengo más o menos experiencia», bromea. En ese momento incidió bastante en la meditación y en el yoga, en controlar el pensamiento y trasladarlo al plano deportivo, por lo que no duda en que volverá a poner en práctica estos próximos días todo lo aprendido. «Lo importante es mantener un poco la rutina, no dejarte agobiar por lo que nos espera y buscar alicientes. Me lo tomaré como un reto personal que cada uno tiene que llevar a cabo. Para los deportistas es complicado porque coincide en año olímpico, pero el problema va mucho más allá de nosotros mismos. Lo principal es mantener la cabeza sana».
Garazi reconoce que su principal objetivo era estar en el Mundial y lograr la plaza para Tokio, billete que no tiene ningún surfista nacional, pero confía en que finalmente la competición, como tantas otras, termine aplazada. «Al principio parecía que manteniéndote fuera se podría ir desde allí, pero según ha evolucionado la situación creo que es bastante improbable que se celebre en mayo, con mil personas de todo el mundo. Si los Juegos siguen, retrasarlo sería una opción». Sobre las Olimpiadas considera que «no tiene sentido hacerlas cuando la desigualdad es lo que va a reinar, además del peligro para la salud que puede suponer». «Nadie quiere tomar decisiones porque todo el mundo cree en un milagro, en que esto pare, y ojalá sea así».
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