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«Cuando hablas de chicas negras surfeando en el océano, la gente reacciona riéndose y no creen que podamos hacerlo», explica la surfera Sayuri Blondt, una de las coordinadoras de Black Girls Surf. En 2014 una comunidad de surferas negras creó la asociación ... para demostrar al mundo que son tan habilidosas sobre la tabla como cualquier otra deportista. Esta semana han protagonizado varios actos alrededor del mundo para dar un último adiós a George Floyd, el hombre negro que murió el pasado 25 de mayo después de que un policía local de Mineápolis aplastara su cuello con las rodillas durante un arresto.
Black Girls Surf convocó varios 'paddle-out', una tradición hawaiana para despedirse de las personas fallecidas en el mar, para compartir su dolor con otros amantes del surf que no siempre se han sentido bien recibidos en este deporte. Se celebraron en ciudades como Santa Mónica, Dakar y Galveston. En Huntington Beach lanzaron margaritas y girasoles al agua, en Biarritz los surferos escribieron la palabra 'Unity' (unidad) con sus tablas y en Nueva Jersey se guardaron minutos de silencio junto al río Hackensack.
La estadounidense Rhonda Harper fundó esta agrupación para ayudar a otras mujeres negras que, como ella, sienten pasión por el mar. Harper soñaba con convertirse en surfista profesional cuando tenía 15 años y no tenía referentes como ella en los que inspirarse. «Me apena que la comunidad surfera no se implique por la muerte de una persona negra y, en cambio, dediquen su tiempo a hablar de las buenas olas que hay. No lo entienden o son demasiado privilegiados. Pero con estos homenajes quería demostrar a las chicas jóvenes que hay gente que se preocupa», ha explicado desde Senegal la mujer que ha llevado la iniciativa Black Girls Surf a un centenar de ciudades alrededor del mundo. El grupo enseña a surfear a jóvenes de color de entre 5 y 17 años.
El grupo acepta donaciones de tablas de surf y trajes de neopreno para seguir acercando el surf a estas chicas que, de otra manera, tal vez no tendrían una oportunidad de disfrutar de las olas. «Cuando vayáis al mar, estéis surfeando y os encontréis con una mujer de color, sed amable con ella, haced que se sienta bienvenida en el mar. Eso es lo más importante», anima Harper. Este trabajo ya ha dado frutos y dos surfistas negras se preparan para acudir a los próximos Juegos Olímpicos ahora que el surf se encuentra entre estos deportes.
Una de ellas es Khadjou Sambe, quien a sus 24 años es la primera surfista de la historia de Senegal. La otra candidata es la sierraleonense Kadiatu Kamara, quien vendía bolsos y sombreros a los turistas en la playa de Freetown hasta que la epidemia de ébola terminó con el turismo en 2014. Entonces decidió echarse al mar y, con el tiempo, su talento la ha convertido en la primera surfista de la historia en representar a su país. «Mujeres como Sambe están preparando el camino para toda una nueva generación que, ojalá, no tendrá que pasar por lo mismo que ella», aplaude Harper.
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