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LEIRE PÉREZ
Viernes, 30 de abril 2021, 13:54
Poder participar en el que será el estreno del surf como disciplina olímpica en los Juegos de Tokio está al alcance de muy pocos. La etxebarritarra Ariane Ochoa puede ser una de esas personas. Entre el 29 de mayo y el 6 de junio participará en el ISA World Surfing Games, que se celebrará en El Salvador y en el que podrá conseguir nada menos que uno de los siete billetes en juego para la cita olímpica de este verano. Lo hará junto a la también vizcaína Leticia Canales.
A sus 22 años afronta estos momentos con «entusiasmo», después de haberse volcado completamente en su vida deportiva. Está «agradecida» de tener la oportunidad de formar parte de un proceso marcado por el «sacrificio, de momentos buenos, malos y súper intenso». De poder vivir una experiencia en la que está disfrutando «mogollón» y que se va a consolidar con la incorporación del surf también en París 2024.
Ochoa está «muy bien física y psicológicamente, así como a nivel técnico. Me veo con un buen ritmo, estoy trabajando mucho y muy bien, súper duro y eso está ayudando a ir hacia adelante», admite. Acaba de llegar del país centroamericano donde la surfista vasca ha estado, junto a sus compañeros de equipo, probando la ola. Y después de acariciarla, no duda que hay posibilidades de pasar el verano en Japón.
«En 2020 no hubo Mundial por el covid y en comparación con cómo afronté la cita en 2019 y ahora, hay mucha diferencia. Me veo mucho más preparada, más madura y con una evolución deportiva mucho mayor por lo que me veo muy fuerte ahora mismo, tengo muchas ganas y yendo por esta línea se puede conseguir todo. En eso estoy, me queda un mes y espero rendir al máximo estos últimos días, estar para entonces a tope y conseguir la clasificación», afirma.
Junto al Basque Team y la Federación Vasca de Surf participa, de lunes a viernes, en un programa integral en el centro para atletas de alto rendimiento de Getxo. Consciente de que es una «gran oportunidad», no piensa desaprovechar el trabajo.
Comenzó a cabalgar en las olas a los 7 años. Hasta el 2017 escribió una brillante y prometedora carrera con la que se convirtió ese año en la número tres del mundo en categoría Junior en la World Surf League. Sin embargo, poco después de casi tocar el cielo, una lesión en la rodilla le apartó de la competición durante más de diez meses. «Tardé bastante en recuperarme y poder competir, en 2018/2019 cuando retomé la actividad, no logré hacer el circuito completo porque me quedé sin ránking y tuve que volver a empezar, fue un poco de tránsito y coger puntos», recuerda.
No se dejó vencer por las adversidades y 2020 arrancó con pruebas en Tenerife, China, Australia y Barbados. En marzo un nuevo contratiempo, la pandemia, le obligó a volver a casa y confinarse. En verano se retomaron las competiciones a nivel nacional, pero es este año el definitivo para demostrar su valía, tanto en el ISA como en el circuito WSL que será regional en una primera fase para evitar los viajes.
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