La desesperación de una boxeadora que buscaba la gloria mundial: «Quiero llegar a casa con vida»

Cuando iba a arrancar en el Tech Port de San Antonio el cuarto asalto ante la estadounidense Jessica Mc Caskill, campeona mundial desde 2018, la apodada como 'La Conquistadora' mostró su desesperación negándose ante su entrenador a continuar. «No, no quiero seguir. Solo quiero llegar con vida a casa», le gritaba desde la esquina del ring mientras sonaba la campana, en medio de varias decenas de personas que jaleaban a las dos boxeadoras para seguir disfrutando del espectáculo.

Pero la velada, que en un principio estaba programada para doce asaltos, terminó ahí. La cara de Ibarra expresaba mucho más que sus propias palabras. Aparentemente no tenía daños físicos, pese a haber sido superada claramente por su adversaria en los primeros tres rounds, en los que sufrió varios golpes en el abdomen que le hicieron bajar la guardia. La mirada de desesperación de la mexicana suplicaba irse de allí, a un lugar seguro.

Quizá por su mente pasó el fatídico caso de su compatriota Jeanette Zacarías Zapata, quien perdió la vida en septiembre de 2021 tras recibir un K.O. que le produjo un gran daño cerebral del que no logró reponerse. Hace apenas unas semanas, la también mexicana Alejandra Ayala estuvo en coma durante varios días por otro duro golpe en la cabeza.

Lo cierto es que todo pudo más que el hecho de haber podido igualar a 'Canelo', actual campeón mundial de la AMB, CMB, OMB, FIB y The Ring, quien logró todos los cinturones de su división el pasado año. Ibarra tan solo lleva cinco campañas como profesional, desde 2017, tras haber conseguido como amateur una plata en los Juegos Centroamericanos y un bronce en los Panamericanos. Esta era su pelea más importante, pero no encontró fuerzas para seguir adelante.

Estuvo también a un paso de ser olímpica, pero en este caso un secuestro truncó su sueño. En febrero de 2020 buscaba el pase a los Juegos de Pekín en un cuadrangular celebrado en Boca del Río, en la ciudad mexicana de Veracruz. Cuando estaba en el hotel junto a su entrenador, un grupo de personas entró y se llevaron a ambos asegurando que estaban protegiéndoles, pero en realidad les retuvieron en otro lugar mientras obtenían una suma importante de dinero de la familia de la púgil. Cuando entró la policía y les liberaron, se dieron cuenta de lo que había ocurrido.

A Alma le costó un año volver a subirse al ring, y lo hizo con victoria. Un triunfo que, junto a otro que logró hace dos meses, le catapultó al combate en el que, a sus 34 años, estaba en juego convertirse en la más grande del peso welter, pero la falta de confianza en sí misma le hicieron echarse a un lado, sin ningún tipo de pudor.