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Luisa Valverde es una más de la larga lista de mujeres deportistas que sueña con convertirse en olímpica. Esta ecuatoriana de 30 años tiene además una auténtica historia de superación a sus espaldas, ya que siendo tan solo una niña, entre los ... 11 y los 14 años, tuvo una gran adicción, el alcoholismo. Cayó en sus redes muy temprano, pero supo y pudo salir gracias al deporte, y ahora una de sus máximas aspiraciones es poder dar ejemplo a los más jóvenes, para que no tomen ese tortuoso camino, o el de las drogas.
«Le agradezco mucho a la lucha olímpica porque gracias a ella mi vida cambió por completo», declara. De pequeña ella solía quedarse en casa con sus tres hermanos, mientras sus padres salían a buscar el sustento de la familia. Cuando fue creciendo descubrió el alcohol, bebiendo a escondidas con sus amigos. Ella trataba de ayudar a sus padres recorriendo las calles con un triciclo viejo en busca de desperdicios, para alimentar a los cerdos que tenían en casa. También estuvo un tiempo trabajando en el mercado de Babahoyo, pero el dinero casi no llegaba a casa, se lo gastaba en bebida.
Pese a todo siempre fue una buena estudiante, sacando notas altas y obteniendo varios reconocimientos. Precisamente en el colegio conoció a un profesor, Jorge González, que se empeñó en sacarla adelante a través del deporte. Fue quien le introdujo en la lucha olímpica. «Me enamoré fuertemente de la lucha, me apasionó mucho y me ayudó a alejarme de mi vicio. Además de la ayuda de mi profesor también conté con psicólogos, y compañeros, pero lo que más me ayudó fue este deporte».
Su pasión se tradujo muy pronto en buenos resultados. Como juvenil se llevó la plata en el Campeonato Panamericano en 2007 y 2008. También en los dos siguientes años, colgándose el oro en 2011, cuando además logró el bronce en el Mundial juvenil celebrado en Rumanía, y ya siendo senior quedó undécima. El poder salir fuera a representar su país le impulsó aún más, aportándole la seguridad necesaria para reconocer públicamente sin tapujos su pasado, mirando con gran optimismo su futuro más cercano.
Gracias a ese cambio ahora ayuda más si cabe a su familia. A su madre incluso le ha construido una casa. Y ella está a punto de obtener la licenciatura en Educación Física. Es considerada deportista de alto rendimiento de su país desde 2013. Desde ese momento ha logrado varias medallas de oro y de plata en los Panamericanos, siendo además séptima en el Mundial de Kazajistán en 2019.
Luisa Valverde está en un buen lugar para certificar su clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio, que si el coronavirus no lo impide se celebrarán este mismo verano. En febrero tiene previsto trasladarse junto a su preparador a Rusia para entrenar. De ahí acudirá a Italia, al Torneo Internacional Matteo Pellicone, y luego a Bulgaria, donde espera obtener por fin su billete a Japón, tras intentarlo sin suerte en Londres (2012) y en Río de Janeiro (2016).
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