A veces, cuando una echa la vista atrás, se da cuenta de todo lo que ha avanzado el fútbol femenino en lo que llevamos de siglo. Es un ejercicio retrospectivo que merece la pena hacer de vez en cuando, en particular, en momentos de ... duda o de desánimo, y también en días de incertidumbre y de desasosiego como los que ha causado y está causando el coronavirus. Mirar atrás y sacar fuerzas y optimismo del enorme camino recorrido en poco tiempo. Darse cuenta de que nunca fue fácil y que siempre fue una lucha que sacamos adelante paso a paso, entre todas, con la certidumbre de que la igualdad de oportunidades para mujeres y hombres supone un principio fundamental e irrenunciable.
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Es cierto que de entre los numerosos obstáculos a los que se ha enfrentado el deporte femenino a lo largo de su historia, ninguno guarda relación alguna con una pandemia, aunque sí con crisis económicas mundiales que han ensombrecido el cielo y amenazado con tormenta. Pero si hay una enseñanza que podemos aprender del deporte y aplicar a la lucha por la igualdad de género es precisamente la constatación de que cualquier victoria tiene mucho que ver con el estado de ánimo. La vida sigue y esto, como cualquier competición deportiva, va de no rendirse, de llevar la cabeza alta y confiar en que el coronavirus será vencido más pronto que tarde, y no detendrá nuestro camino ni ocultará nuestro horizonte.
Me gusta de vez en cuando echar la vista atrás y comprobar, por ejemplo, que hace 20 años ni siquiera existía la Women's Champions League. No había un campeonato internacional que enfrentara a los equipos más fuertes del continente. Se creó en la temporada 2001-02 bajo el nombre de la Copa de la UEFA y su actual denominación, vigente desde el año 2009, tiene poco más de una década de vida. Como dice el tango, veinte años no es nada, pero en ese tiempo el fútbol femenino ha avanzado de manera decisiva hacia el profesionalismo y supone un orgullo y una fuente de energía comprobarlo.
Sin ir más lejos, la vida sigue y la fase final de la UEFA Women's Champions League se celebrará en Euskadi, entre Bilbao y Donostia. Los ocho equipos más fuertes de Europa se enfrentarán por el trono de mayor prestigio futbolístico entre el 21 y el 30 de agosto. San Mamés acogerá uno de los partidos inaugurales del torneo, en concreto, los cuartos de final que disputen los dos representantes de LaLiga, el Barcelona y el Atlético de Madrid. Ambos clubes ya saben lo que supone pisar el césped de La Catedral, pero esta vez no jugarán contra las leonas, sino entre sí por una plaza en semifinales. Además, al día siguiente, sábado 22, se disputará en Bilbao el Lyon – Bayern, y el miércoles 26, una de las semifinales entre el ganador de este último partido y el vencedor del Arsenal – Paris Saint Germain. El Glasgow City y el Wolfsburgo completan este cuadro de honor con la flor y nata del fútbol femenino de la temporada.
La pena es que, a no ser que mejore un mundo la situación, los partidos serán a puerta cerrada y no podremos disfrutarlos in situ, con la afición en las gradas, que es como de verdad se goza del fútbol. Y mientras tanto, nosotras a seguir trabajando y a seguir soñando, por qué no. El Athletic Club tiene pendiente una final de Copa y también una semifinal femenina contra el CDEF Logroño. La vida sigue.
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