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Hay fotografías que hablan, que cuentan historias hermosas que perduran y se transmiten entre generaciones. Fotografías como la de Kathrine Switzer en el maratón de Bostón de 1967, la primera mujer que, inscrita con sus iniciales KV para no ser rechazada, corrió con ... dorsal la carrera de las carreras, la prueba por excelencia del atletismo, y que entonces, hace poco más de 50 años, estaba vetada a las mujeres con cualquier ridícula excusa de la época. Quizá no exista una imagen que exprese mejor la relación entre deporte y género que la de KV Switzer desafiando al mundo machista encarnado en el temperamental y combativo Jock Semple, uno de los organizadores que saltó tras Kathrine y que trató de impedir en vano que siguiera corriendo. «¡Lárgate de mi maratón y dame ese dorsal!», le gritó fuera de sí Semple mientras la cogía del brazo delante de los fotógrafos. Ese instante quedó inmortalizado para siempre como un reflejo fiel de una lucha que nos concierne a todas y todos, un espejo donde mirarnos y tomar parte.
Al igual que le sucedió a Kathrine Switzer, las mujeres no estamos solas en la batalla por la igualdad de género en el deporte. Junto a nosotras, y frente a tipos como Jock Semple, avanzan en este maratón personas como Tom Miller, el novio de Kathrine que apartó de un empujón a Semple, y, sobre todo, héroes anónimos como Arnie Briggs, el cartero de la Universidad de Syracusa, entrenador de Kathrine durante los meses anteriores a la carrera. Juntos, de noche, bajo la nieve, recorrían kilómetros por los alrededores de la universidad, y a Arnie le emocionaba el esfuerzo, la capacidad y la determinación de su alumna, cuyo sueño era finalizar el maratón de Boston.
Esa convicción que demostró Kathrine está en la base de todo, porque es una convicción invencible y es también una convicción tan auténtica, tan genuina, tan justa, que convence. La misma convicción, por cierto, que muestran las niñas y niños de Naizen, la Asociación de Familias de Menores Transexuales, en el video con el que han celebrado su nacimiento como asociación. Una convicción que también siente el Athletic Club en su apoyo al fútbol femenino. Suscribimos las palabras de Kathrine, porque sabemos quiénes somos, sabemos adónde vamos y sabemos que no estamos solas: «Yo voy a terminar esta carrera sobre mis manos y mis rodillas si hace falta, porque nadie cree que sea capaz de hacerlo; y si no la termino, todos van a creer que las mujeres no podemos hacerlo, que no merecemos estar aquí, que no somos capaces. Decididamente, tengo que terminar esta carrera».
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