Irene González, una gallega entre palos

No está de más recordar que a principios del siglo pasado no existían equipos femeninos. Destaca, por ello, que Irene llegara a jugar con otros diez hombres en partidos de fútbol celebrados en los campos de A Estrada, Monelos y Riazor. Aunque se inició como delantera, su eclosión profesional y mediática llegó cuando se puso bajo los palos. Esta gallega llamó la atención del público rápidamente. Capitana y lanzadora de penaltis. La combinación perfecta para ser la fuente de admiración de todo el público que la consideraba una superestrella.

Sorprende que su historia no sea más conocida. Probablemente, porque con sólo 19 años falleció como consecuencia de una tuberculosis. Su legado, en cambio, se ha convertido en el espejo para las mujeres que vinieron después. Por desgracia, la información de la que se dispone sobre esta extraordinaria mujer es muy limitada. En los archivos periodísticos sólo existe una foto suya. Sin embargo, su popularidad era mayúscula; conocida su enfermedad se organizó un partido con el objetivo de recaudar fondos para ayudarla.

Esta mujer gallega debe ser un ejemplo para las jóvenes deportistas. Es cierto que no ganó competiciones ni medallas pero abrió las puertas a que las mujeres se adentrasen en deportes masculinizados hasta límites insospechables. En 1920 Irene llenaba estadios y cien años después llena de orgullo al deporte femenino español.