![Entrenando el placer](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202011/10/media/cortadas/piscina-Rrn3dTqPkvO6cOrB5zMPWAM-1248x770@El%20Correo.jpg)
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Hola, ¿qué tal están? ¿Cómo lo llevan? ¿Son de las que no pueden más con tanta normativa o de las que intentan sacar chispas a cualquier recorte de libertades? ¿Son de las que se han quedado huérfanas de planes con el cierre de la hostelería o son más de tomarse una caña al sol en cualquier rincón de su casa? ¿Son de las que tienen municipio colindante con el mar o de las que se quedan en las piscinas?
Yo soy de las que para ver el mar tengo que subir a Artxanda y mirar a lo lejos. La pandemia y el otoño, pero sobre todo la pandemia, ha puesto fin a la temporada de nadar en el mar. He vuelto a la piscina, con todo lo que eso supone. Fuera olas, ¡hola! distancia de seguridad, fuera el nadar sin contar largos y ¡hola! vuelta americana.
Dentro de toda esta locura de 'estado de alarma' me he propuesto ir a la búsqueda del placer. No, no soy una happy flower, soy muy consciente de la situación y sé que las autoridades lo están haciendo todo "por nuestro bien". Sé que además de velar por nuestra salud me recortan derechos y libertades. Sé que bajo el paraguas del miedo nos la están metiendo doblada. A pesar de la mirada crítica y de todos los contratiempos, yo he tomado la determinación de estar bien y centrarme en el placer.
Placer en las pequeñas cosas, en lo que tengo a mano, y en disfrutar todo lo que pueda. El mar me queda más lejos que nunca pero hay algunas piscinas que me conectan con la naturaleza más que otras. La de Artxanda, por ejemplo, con esos grandes ventanales, rodeada de arboles...
El domingo por la mañana mi amiga Itziar me propone reservar plaza en nado libre. Hace sol, la temperatura exterior es tan agradable que llevo vestido sin medias. Dentro de la piscina el sol llega hasta el agua. Baño libre. En mi cabeza se agolpan los metros mientras mi cuerpo me pide placer. Hago unos largos a croll para entrar en calor, intentando entrar en la rutina del entreno. Imposible.
Mis manos se entretienen en rozar el agua, mi cadera salta hacia afuera para coger impulso y sumergirme. Mi cuerpo quiere flotar sin más. Baño libre me grita mi cabeza. Libre, libre repite mi cuerpo que juega a hundirse y flotar de nuevo. Es una delicia pararme para ver cómo los rayos de luz juegan en el agua, hacen formas en el azulejo de la piscina.
Voy lenta, juego, mi cuerpo se suelta, mi mente se apaga. Disfruto como una niña, me vuelvo ligera, me siento viva. Hoy entreno placer.
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