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Judith Romero
Domingo, 5 de julio 2020, 21:01
Cuando una conductora ebria la atropelló en un paso de peatones a los 16 años, Yaiza Martín (Santa Cruz de Tenerife, 1980) no podía imaginar que años después sería una de las pocas mujeres que entrenan equipos masculinos en un país como los Emiratos Árabes Unidos. Por aquel entonces era una chica normal que ya despuntaba como goleadora en su equipo de fútbol y había ganado algún certamen de belleza. En cuestión de minutos se vio postrada en una silla de ruedas, con las cervicales y las vértebras dañadas y la médula espinal inflamada.
Tras una etapa difícil en la que incluso sus amigas le dieron de lado porque «les daba vergüenza» salir con ella, Martín se recuperó y dejó atrás la silla de ruedas gracias a una dura rehabilitación y, pionera, fue una de las primeras mujeres en alistarse en el Ejército cuando se permitió a las chicas convertirse en soldados profesionales. Pasó cinco años entre Fuerteventura y Lanzarote y tuvo que lidiar con comentarios machistas, pero descubrió que no tenía vocación militar. Ella quería conducir el camión más grande de canarias, así que se convirtió en camionera. Fue un reto para Martín, ya que tenía problemas de sensibilidad en la parte izquierda del cuerpo.
De los camiones pasó a aprender idiomas para convertirse en azafata de vuelo. Italiano, inglés, alemán... y ahora también algo de árabe. Pero pese a tantos cambios profesionales Martín quería volver al fútbol que tantas alegrías le había dado en la infancia, solo que esta vez dirigiendo, desde los banquillos. Comenzó por los equipos infantiles de Tenerife y se sacó el carné de entrenadora mientras compaginaba esta actividad con otros trabajos. La primera oportunidad internacional le llegó en un torneo de fútbol base canario, la Danone Cup.
«Pensaba que los ojeadores seguían a los niños», afirma Martín. Sin embargo, unos 'scouts' italianos habían estado siguiéndola a ella. A raíz de ese encuentro pasó por el Juventus Primavera y el Frosinone. De vuelta en Canarias estuvo en el Marino y entró en un proyecto de intercambio con Dubai, así que Martín se atrevió a marcharse sola para hacerse cargo de un equipo de hombres en un país donde las mujeres no tienen permitido practicarlo. Así, abordó desde la organización del fútbol base hasta el primer equipo en el Al Najoon Emirates. Los jugadores se tomaron bien su llegada como entrenadora. Casi todos, ya que tuvieron que aplicar alguna suspensión de empleo y sueldo. Entre sus próximos retos se encuentra demostrar lo que es capaz de hacer en el fútbol nacional.
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