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Megan Rapinoe y todas sus compañeras de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos llevan ya varios meses de lucha contra su federación (Us Soccer), a la que acusan de trato desigual, de discriminación salarial, motivo por el cual llegaron a formalizar una ... denuncia el pasado año, que sentará a ambas partes en los tribunales el próximo mes de mayo. Una guerra en la que ellas han encontrado un fuerte aliado, sus compañeros, quienes defienden el mismo escudo y entienden perfectamente sus exigencias.
Así lo reflejaron en un comunicado, en el que dispararon de lleno contra la federación, alegando que "han estado trabajando para vender una narrativa falsa al público", e incluso a los propios miembros del Congreso, para ponerles en contra de las actuales integrantes y de las exjugadoras del conjunto nacional femenino. "Continúan discriminando a las mujeres en sus salarios y en sus condiciones de trabajo", aseguran, denunciando que lo hacen "para proteger su monopolio, sus flujos de ingresos masivos y su capacidad continua de explotar a los jugadores del equipo nacional. Es hora de que esto se detenga", añaden.
En su escrito afirman que el fútbol "es quizás el deporte más corrupto del mundo, y no queremos una Federación que se comporte como la FIFA". Los futbolistas criticaron ese poder total, con el que estuvieron "muchos años" negándose a pagarles a los jugadores. "Se beneficiaban de la venta de entradas, del patrocinio y la comercialización mientras luego les pagaban a los futbolistas lo menos posible".
Una problemática laboral con las mujeres que en la actualidad se tratará de arreglar ante el juez, pero que ya ha protagonizado varios episodios anteriores con el conjunto masculino, como ellos mismos reflejan, recordando que han tenido que amenazar y llevar a cabo huelgas para poder obtener aumentos de beneficios o salariales. "La federación justificó sus propuestas irrazonables al afirmar que su futuro financiero era incierto".
Sobre la mesa ambas partes firmaron un acuerdo efectivo entre 2011 y 2018 que reflejaba un aumento salarial del 25%, pero los jugadores aseguran que "nunca se acercó a porcentaje justo de los ingresos por parte de la federación". Entre todas estas críticas remarcan y exigen que las mujeres que defienden el escudo de Estados Unidos sobre el césped "reciban mucho más de lo que la federación se ha gastado en ellas".
"Durante más de 20 años se han resistido a cualquier concepto de igualdad salarial o equidad económica básica para las jugadoras, negándose a incluir las mismas disposiciones que tenemos los hombres respecto a los desplazamientos, los vuelos en avión o las estancias en los hoteles. Es una discriminación sistemática de género que nunca debería de haber sucedido", concluyen.
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