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A principios de este mes de julio su nombre ya figuraba en la lista de bajas del Espanyol, conjunto de la Primera Iberdrola que se salvó de perder la categoría gracias a las cancelaciones de los descensos por el coronavirus, después de una temporada infructuosa en la que no lograron triunfo alguno. Pero lo cierto es que ella, la cancerbera Mariajo Pons, tenía contrato con el club perico hasta junio de 2021. ¿Qué ha pasado entonces?
Su salida no ha sido una más, como las de varias de las jugadoras de las que ha prescindido el club catalán en busca de una renovación profunda que saque a flote de nuevo al equipo. En su caso los motivos no han sido deportivos, como ella misma ha expuesto en las redes sociales, días después de asumir el mal trago. Lesionada de gravedad en octubre de 2019, cuando sufrió un arrancamiento de la falange distal del tercer dedo de su mano derecha en el transcurso de un entrenamiento la pasada pretemporada, pasó por quirófano poco después de haber ampliado su vinculación con el Espanyol, pero tras diez meses de dolorosa rehabilitación y de recibir un pronóstico desolador, su club le dio otra mala noticia: se quedaba sin equipo.
Después de 10 meses de calvario... Dolor en la articulación, un dedo torcido, rigidez en los otros dedos... Resultado: mano 20% funcional y un contrato rescindido. Ahora a buscarse la vida...
— mariajo (@mariajo_pons) July 20, 2020
Estas cosas a día de hoy no deberían seguir pasando en el fútbol femenino. pic.twitter.com/7nIPO8vEBd
En la calle, con 36 años, abocada a su retirada y casi sin movilidad en su mano derecha. «Después de diez meses de calvario..., dolor en la articulación, un dedo torcido, rigidez en los otros dedos... Resultado: mano 20% funcional y un contrato rescindido. Ahora a buscarse la vida«, escribió, denunciando su complicada situación. «Estas cosas a día de hoy no deberían de seguir pasando en el fútbol femenino».
La jugadora, que llegó a las filas del conjunto espanyolista en el verano de 2017, ha recibido el apoyo y el calor de numerosos aficionados, que le animan a denunciar al club por su situación. Lo cierto es que esta rescisión de contrato podría ser un incumplimiento del convenio firmado en febrero. El conjunto perico, que no se ha pronunciado al respecto y que en su día se comprometió a prorrogar el vínculo laboral entre ambas partes a modo de compensación por dar de baja la ficha federativa de la portera catalana para fichar a otra, podría estar acogiéndose al hecho de que como no ha sido aún publicado el convenio en el BOE, no es, en teoría, de obligado cumplimiento para todos. Precisamente con este documento las futbolistas se aseguraban muchos derechos, y uno de ellos era éste, no quedarse tiradas en caso de sufrir una grave lesión.
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