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Inka Grings es todo un emblema del fútbol femenino en Alemania. Una mujer que parece haber nacido para esto, deporte que empezó a practicar con tan solo seis años, y en el que ha brillado, y lo sigue haciendo, con luz propia. Máxima ... goleadora histórica de la Bundesliga, con 353 tantos, competición en la que terminó como pichichi en seis ocasiones con el Duisburg, cuenta en su haber con una medalla de bronce olímpica, lograda en Sidney en el año 2000, antes de levantar las Eurocopas de 2005 y 2009, en las que también logró convertirse en su máxima artillera.
Una carrera brillante que podría haberlo sido más si no le hubieran frenado las lesiones, como el cruzado que le impidió acudir a los Juegos de Atenas en 2004 y al Mundial de 2003, el primero de los dos que tiene en su haber el combinado germano. Una vez recuperada, desacuerdos con el seleccionador de entonces la dejaron también fuera de las Olimpiadas de Pekín en 2008 y de la nueva conquista, un año antes, de la Copa del Mundo.
Retirada de los terrenos de juego como futbolista en 2014, la de Düsseldorf marca la pauta ahora a sus 41 años como entrenadora. Un nuevo camino que inició en el equipo donde colgó las botas, en su sección femenina, del que se hizo cargo durante tres temporadas. De ahí pasó al Viktoria Koeln, donde dirigió al juvenil B masculino, antes de llegar, en abril de 2019, al SV Straelen, convirtiéndose así en la primera mujer en entrenar a un conjunto masculino en una de las cuatro primeras categorías del fútbol alemán. Y le va muy bien. Su equipo es el líder de la clasificación, competición que como tantas otras espera ser retomada tras el parón por el coronavirus.
«Cuando se supo que iba a tomar las riendas del equipo de la liga regional enseguida fui consciente de la atención que iba a atraer y me hice a la idea. Pero yo vengo de un contexto en el que se entrenaba mucho, como por ejemplo con la selección. No es que haya llegado hasta aquí sin tener ninguna preparación», relata a la web de la FIFA, reconociendo que le causa asombro ver como apenas existen casos como el suyo, que forman parte o dirigen el cuerpo técnico de los equipos de hombres. «Me sigue pareciendo alarmante que haya tan pocas mujeres».
Lo cierto es que hay contados ejemplos, como el de Corinne Diacre, actual seleccionadora francesa femenina, que dirigió al Clermont Foot, en segunda división, entre 2014 y 2017. «Es una locura que la gente no piense qué puede aportar una mujer, independientemente del papel que ocupe», afirma Grings, resaltando que hombres y mujeres trabajan «de manera efectiva» en otros ámbitos de la sociedad. «Unos y otras piensan y actúan de manera diferente, y eso finalmente trae el éxito. ¿Por qué no puede aplicarse lo mismo al fútbol?».
La exjugadora destaca que ella siempre ha tratado de seguir su propio camino, y que se siente «con fuerzas y preparación suficiente» para seguir adelante, pese a los prejuicios y a los comentarios machistas. «Yo lo he vivido todo en el fútbol, cosa que muy pocos de los que ocupan puestos más relevantes han hecho. Lo primero que has de hacer es probarte y demostrar tu valía. A mí no me entra en la cabeza que alguien se crea capaz de juzgar a otros y pensar que él es mejor. La sociedad se está abriendo cada vez más a los cambios, lo cual me parece fantástico, pero es triste que sigamos teniendo estos problemas en pleno siglo XXI«.
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