Hassiba Boulmerka, en pantalones cortos por la igualdad

La historia de Hassiba tiene su génesis en su Argelia natal, donde despuntó pronto en las competiciones nacionales, convirtiéndose en campeona nacional, para posteriormente coronarse como la reina del Campeonato de África y, en 1991, conquistar el título mundial en Tokio.

Estas hazañas la convirtieron en una referente mundial salvo en su país de origen, donde recibió, por parte del sector más extremista, amenazas de muerte que pedían su retirada del deporte. Amenazas de muerte por correr en pantalón corto. Esa prenda que a cualquiera de nosotras nos parece absolutamente normal y cotidiana para practicar deporte, no lo era tanto para algunos fanáticos de su país.

Resulta paradójico que a Hassiba se le complicaran tanto las cosas justo cuando todo el panorama deportivo mundial la aclamaba. Sin embargo, Hassiba supo enfocar este «problema» como un nuevo reto, negándose a aceptar las imposiciones de los fundamentalistas islámicos y ganando la final de las Olimpiadas de Barcelona 92 con sus pantalones cortos verdes decorados con la hermosa bandera de Argelia. Desde ese momento Hassiba se convirtió en un verdadero icono. Un símbolo para mujeres y hombres que lucharon y luchan por una misma meta: la igualdad.

Hassiba supo utilizar su talento para lograr algo mucho más importante que un oro olímpico. A través de su participación en el atletismo contribuyó enormemente a lograr la igualdad de sexos en la sociedad y sigue siendo un ejemplo. Un ejemplo de correr siempre hacia delante y con una meta clara y definida. Un ejemplo en el deporte y en la vida. Una auténtica referente en la defensa de los Derechos de la Mujer. Un ejemplo de como unos pantalones cortos pueden significar una victoria más allá del deporte.