J. M. Mallo
Martes, 5 de septiembre 2023, 16:00
Dieciséis días después de alcanzar la gloria al proclamarse campeón del mundo, Jorge Vilda (Madrid, 42 años) ha sido cesado este martes de forma fulminante como seleccionador español femenino con unos inesperados elogios a «su intachable conducta personal y deportiva». Pocas horas después se nombró ... a su segunda, Montse Tomé, como nueva responsable de La Roja. Es una de las once personas del staff técnico de Vilda que dimitieron tras cargar contra Luis Rubiales y apoyar a Jennifer Hermoso.
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Vilda es el primero en caer en el entorno más próximo a Rubiales tras el escándalo del beso no consentido a Hermoso. Su situación era insostenible. Jugaba en su contra la rebelión de 15 jugadoras hace un año contra él, que su gran valedor, Luis Rubiales, está sentenciado, los aplausos que dedicó al presidente federativo suspendido por la FIFA cuando denunció el «falso feminismo» y la chusca oferta de renovación con sueldo triplicado que le ofreció el granadino en la polémica asamblea extraordinaria en la que se encastilló en el cargo.
Vilda intentó no caer con Rubiales y se desmarcó de él con un comunicado cuando el presidente estaba sentenciado. Pero se hundió definitivamente cuando más de 80 futbolistas profesionales, entre ellas todas las que fueron campeonas del mundo, advirtieron de que no volverían a la selección mientras no hubiera «cambios reales, tanto deportivos como estructurales». Estaba claro que pedían la cabeza de Rubiales y también la de Vilda. Además, los once miembros de su cuerpo técnico, entre ellos su sucesora, dimitieron y le dejaron sólo ante su destino. A partir de ese momento tenía las horas contadas.
Para cerrar el círculo, Pedro Rocha, el sucesor designado por Rubiales, necesita marcar distancias con su antecesor para demostrar que, como dijo a los presidentes de las territoriales, no va a ser una marioneta del exfutbolista. El extremeño lideró un comunicado de los 'barones' regionales pidiendo la dimisión del granadino, pero el Gobierno le ha exigido más pasos. El cese de Vilda era uno de ellos.
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El presidente interino de la Federación cumplió ayer con la petición. Además, estaba horrorizado ante la perspectiva de no tener jugadoras para su próximo partido, el 22 de septiembre en Suecia.
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Rocha citó en la mañana de este martes a Vilda en la Federación y le comunicó que no sigue. A media tarde la organización que preside hizo público un comunicado en el que anunciaba su cese. Fue un texto sorprendente por lo conciliador y tenía aspecto de haber sido negociado con el seleccionador. No se explican los motivos de su despido.El texto se limita a indicar que el madrileño cae porque es «una de las primeras medidas de renovación anunciadas por el presidente Pedro Rocha». Eso es todo. De hecho, en lo que parece una contradicción, se elogia de forma encendida su labor, sus logros y su comportamiento.
La Federación resalta del técnico que echa «su intachable conducta personal y deportiva» y le define como una «pieza clave en el notable crecimiento del fútbol femenino en España». Y, para que quede claro que no hay reproches por su trato a las jugadoras, se destaca que «Vilda ha sido promotor de los valores del respeto y la deportividad en el fútbol».
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Una de las cuestiones a resolver era el finiquito del seleccionador, que cobraba 160.000 euros por campaña y a quien restaba un año de contrato. La oferta de 500.000 euros por curso y cuatro años presentada por Rubiales a voz en cuello en la asamblea general en la que se negó a dimitir colocaba en una delicada posición legal a la Federación. ¿Tendría validez ante un tribunal por haberse presentado ante el órgano decisorio del fútbol español? Los dirigentes creen que no.
Tras despedir a Vilda y emitir un comunicado en el que pide disculpas «al mundo del fútbol por la actitud inapropiada del señor Rubiales», Rocha se entrevistó con el presidente del Consejo Superior de Deportes, Víctor Francos. El Gobierno quiere más. Exige el despido del núcleo duro de Rubiales, formado por dos exmiembros del Tribunal de Arbitraje Deportivo, AndreuCamps, secretario general de la FEF; Tomás González Cueto, asesor.
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Tras Vilda, Rocha buscó un perfil opuesto. Frente a un entrenador enfrentado al vestuario apostó por la figura conciliadora de Montse Tomé.En la crisis desatada en la Federación, la nueva seleccionadora fue de las beligerantes con Rubiales, que le ofreció en la asamblea general ser directora deportiva del femenino. La asturiana respondió con un duro comunicado en el que el equipo de Vilda presentaba su dimisión, atacaba al presidente y proclamaba que «esta parte del equipo técnico apoya a Jennifer Hermoso».
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