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Cuando los sueños están al alcance de la mano no hay que dejarlos escapar. Y eso es lo que quiere hacer el Bilbo Futbol Sala esta temporada, lograr su plaza para el Play Off y alcanzar la máxima categoría del fútbol sala femenino, ... la Primera División. El camino no es fácil y la constancia será fundamental para mantener la racha que llevan ahora: siete jornadas y siete victorias, lo que les ha servido para colocarse segundas del grupo I de la Segunda División, por debajo del Valdetires, que ha jugado un partido más.
El año pasado también empezaron muy bien, dispuestas a lograr ese sueño. Sin embargo, tras el parón navideño, las jugadoras del equipo vizcaíno perdieron algo de fuerza y se les escapó entre los dedos la posibilidad de participar en el Play Off de ascenso.
Esta temporada, las de José Andrés Muñoz tienen claro que «no hay que confiarse» y que hay que «mantener la constancia» para estar arriba y lograr la plaza para el Play Off. Hablamos con tres jugadoras de la plantilla del Bilbo: Lorea Pérez, futura periodista; Garbiñe García, una andaluza en Bizkaia; y Raquel Manterola, que ha llegado este año al equipo y que viene tres días a la semana a Bilbao en autobús desde Santander para entrenar.
Lo de Raquel Manterola es pasión por el fútbol. Sonriente y dicharachera, la actual portera del Bilbo se desplaza los lunes, miércoles y viernes desde Santander hasta San Ignacio en autobús para entrenar con el equipo. «Tengo una hora y media de bus y luego otros 15 minutos hasta mi casa. Salgo a las 17.00 y llego a las doce y media de la noche», explica.
Un sacrificio que no dudó en hacer cuando, a finales de la temporada pasada, recibió la llamada del Bilbo. «Es un equipo contra el que llevo jugando cinco temporadas y siempre le he visto con aspiración a más, que puede conseguir lo que yo siempre he querido y he visto una oportunidad para mi futuro deportivo en el fútbol sala que es llegar a Primera División, jugar, competir al máximo nivel. De momento se está viendo y estoy disfrutando como hacía tiempo que no hacía», confiesa.
- ¿Y dónde empieza toda esta pasión por el fútbol sala?
- Tengo una hermana once años mayor y para mí ella lo es todo. Empezó de portera y yo, que jugaba al baloncesto, por seguir un poco su senda y ser igual que ella, al final acabamos jugando en el mismo equipo. Para mí, mi hermana es la mejor portera y tenerla como compañera fue un sueño que cumplí hace unos años. Lo mejor que me ha dado el fútbol sala es poder jugar con mi hermana y poder encontrar más puntos en común con ella.
En su día a día, Raqueltrabaja en un colegio con niños de dos años y en el comedor escolar, por lo que puede compaginar su vida laboral con los entrenamientos. «Hago todo a la carrera, pero por suerte no hay ningún tipo de problema para compaginar», cuenta.
Manterola ha recalado este año en la plantilla del Bilbo y se siente como en una nube tras el gran inicio de temporada. «Vengo de un equipo en el que la temporada pasada todo salió mal y lo bueno que saqué es que he aprendido a perder y ahora me siento superafortunada de salir de un partido con tres puntos. Cada gol me enorgullece. Llegar a casa, ver la tabla y verme arriba es para mí un mérito propio y conjunto. Estoy superfeliz y superorgullosa y consciente de la suerte que es estar ahí arriba. Yo sé que puedo y en este equipo todo es mucho más fácil», confiesa.
Respecto a sus manías, la portera cántabra siempre toca los tres palos de la portería por delante y por detrás y los coloca a la perfección. «Y en cada partido me acuerdo de mi abuelo, que también era portero y falleció el año pasado. A él le dedico cada victoria y cada derrota», dice. Por último, tiene un lema de vida que le ayuda en cada momento. «Disfruta de cada cosa que haces. Cualquier cosa que venga siempre trae algo detrás», finaliza.
Garbiñe García, por su nombre, podría ser perfectamente del País Vasco de toda la vida. Sin embargo, la jugadora del Bilbo es andaluza, concretamente de Almería, y lleva un año en Bizkaia trabajando en el bar de su familia en Algorta. «Mi madre es de aquí y escogió mi nombre en euskera. Todo el mundo ve raro que me llame Garbiñe y sea andaluza», cuenta entre risas.
Acababa de empezar a andar y ya estaba en una pista de fútbol sala jugando con el balón. «Era el único deporte que había en el colegió y me enganché. Llevo 17 años jugando, desde que tenía tres», señala. En aquel momento, su madre se mostró reacia a que se apuntara y prefería que jugara a fútbol 7, pero su padre decidió que se quedara en fútbol sala «porque se aprendía más».
En su día a día estudia y trabaja, además de compaginar entrenamientos y partidos. «Estudio a distancia tatuaje profesional y trabajo en el bar de la familia en Algorta. Así que me da tiempo de venir a entrenar y los fines de semana tengo libre para jugar los partidos», explica.
Al ser preguntada por lo mejor que le ha dado el fútbol sala, García no sabría quedarse con una sola cosa. «Todo. Yo sin fútbol sala no soy yo. Es imposible, no lo he dejado nunca, no he faltado nunca a un entrenamiento. Para mí el fútbol sala es todo. Me divierte haga lo que haga, aunque sea sin balón, aunque sea correr, a mí me encanta el fútbol sala», explica emocionada.
La futbolista del Bilbo está«muy contenta» con el gran arranque de temporada del equipo, aunque se muestra cauta. «No hay que relajarse, porque el año pasado fue pasar Navidad y pegamos un bajón en el que perdimos la Liga. Hay que intentar no pensar en el futuro e ir partido a partido. Pensábamos el año pasado todo el rato en el Play Off y al final se nos escapó», señala.
Dentro del campo se considera una futbolista rápida y considera que el fútbol es «cuestión de centímetros». «Para saber jugar a fútbol sala tienes que estar en el sitio justo», explica. Antes de cada partido se venda los dedos meñiques de los dos pies. «Y siempre entro con el pie derecho al campo», finaliza.
Lorea Pérez tenía claro desde pequeña que quería jugar a fútbol sala. «Empecé con ocho años. Me apunté al equipo escolar y llegué aquí con 14 años y hasta ahora. Llevo casi toda mi vida jugando», cuenta. Dentro del campo se considera «una persona tranquila, competitiva y luchadora».
En su día a día, la jugadora vizcaína estudia la carrera de periodismo y cuida de sus abuelos, por lo que no tiene problemas para compaginar su pasión con su vida. Eso sí, considera que el fútbol sala «es un sacrificio, entre comillas, con tu tiempo de ocio». «No cobramos, pero tenemos que considerarlo como un pequeño trabajo porque tiene un compromiso. El finde que te vas a Galicia sabes que no vas a poder quedar con tus amigos. Muchas veces he tenido comidas familiares a las que no he podido ir», señala.
- ¿Crees que el fútbol sala tiene apoyos?
- Ahora un poco más porque la Selección Femenina de fútbol sala está ayudando mucho y la gente está viendo que este deporte merece la pena verlo y que es un espectáculo. Pero no tiene apoyo suficiente, ni el fútbol sala en general ni el femenino en particular, como en todos los deportes. Aquí notamos que falta un patrocinador grande. Problemas económicos ha habido siempre, así que vendemos loterías, intentamos ahorrar en autobuses en los viajes...
Pérez está «ilusionada» con este gran arranque de temporada y con la mirada puesta en el sueño de la Primera División. «Es pronto para decirlo todavía, pero si seguimos en esta misma línea podemos optar al Play Off. La temporada pasada ya se nos escapó porque tuvimos siete empates que se podrían haber ganado y esta temporada vamos a intentar que no suceda lo mismo», reconoce.
Por último, su lema de vida sería «constancia y simplicidad». «Que seas constante en todo lo que hagas en tu vida y cuanto más puedas simplificarte las cosas, mejor para ti», finaliza.
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