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El Santiago Bernabéu, el Benito Villamarín, el Ramón Sánchez Pizjuán, el Giuseppe Meazza, Ernst Happel, el Johan Cruyff Arena... Por todo el mundo son varios los estadios de fútbol que han sido bautizados con el nombre de un futbolista o un antiguo presidente. Denominaciones que ... casi en su totalidad son masculinas. Una tendencia que pese al avance del fútbol femenino se mantiene pero que deja en España contadas excepciones dignas de mención.
La última en aumentar esa minúscula lista ha sido la jugadora internacional del Barça Mariona Caldentey, quien hace unos días vio como el campo de su localidad natal, el Es Torrentó, en el pueblo mallorquín de Felanitx, tomaba su nombre. «Mil millones de gracias a todos por hacerlo posible. Ha sido un día inolvidable», reconocía la propia protagonista emocionada, rodeada de su familia y sus paisanos.
Esta modificación fue impulsada por la peña azulgrana Els Tamarells, quien puso en marcha hace ya dos años una campaña de recogida de firmas para homenajear de esta manera a la deportista más destacada de este enclave de la isla. Se recogieron más de 2.500. Todo ello con la colaboración de distintos y variados colectivos, que no dudaron en apoyar una propuesta que fue ratificada de manera unánime por parte de todos los regidores del ayuntamiento, y que debido a varias circunstancias se ha hecho esperar. Ahora su nombre luce fuera del recinto, pero también dentro, con una placa. Un recinto en el que la jugadora de 24 años, la primera mujer en recibir allí una alta distinción municipal, se pasaba horas y horas todas las tardes pateando al balón.
Esto vuelve a ratificar que algo está cambiando en el fútbol femenino. Antes de ella fue Vero Boquete, una de las jugadoras nacionales más destacadas, quien pudo disfrutar de este premio, el que considera que ha sido el «mayor galardón» de toda su prolífica carrera. La gallega, única española en estar nominada al Balón de Oro y en conquistar la Champions, indispensable en la selección hasta hace unos años, presenció en 2018 el acto en el que el San Lázaro, mítico estadio del Compostela, conjunto que se mantuvo en Primera cuatro temporadas, tomaba su nombre. «Hace poco esto era impensable. Es el estadio de mi ciudad y es muy emotivo«, declaraba la entonces jugadora del Beijing chino, ahora en las filas del Utah Royals, en la liga femenina de Estados Unidos.
Hay que recordar que hace unos años en Primera División hubo un campo con un nombre femenino. El feudo del Rayo, ahora Estadio de Vallecas, fue conocido como el Teresa Rivero entre 2004 y 2011. La empresaria jerezana se convirtió en la primera presidenta de un club en la máxima categoría nacional, nombrada por su marido, el polémico José María Ruiz-Mateos, el máximo accionista. Su carisma y la buena marcha de la entidad tanto en su primer equipo masculino como femenino, propició que los abonados aprobaran en referéndum que el estadio tomara su nombre, el mismo que fue eliminado cuando el matrimonio tuvo que abandonar el club después del descalabro de sus empresas, y que terminó en una pena para la exdirigente de siete años de prisión por fraude fiscal.
Otra presidenta que dejó su impronta más allá de los despachos fue la pionera en esto de los bautismos femeninos de los campos, Amelia del Castillo, la fundadora del Atlético Pinto, la primera dirigente de un club de fútbol en España. Lo fundó en 1963 y lo dirigió durante una década, hasta que se vio forzada a dimitir por el entonces alcalde de la localidad madrileña. Fue en el año 2000 cuando desde el club decidieron otorgarle la presidencia de honor y además ponerle su nombre al recinto deportivo, como agradecimiento por toda la labor realizada en los comienzos.
Además de estos ejemplos, al menos se conocen otros dos más en España, como el caso del feudo del CD Bamio, en la localidad pontevedresa de Vilagarcia de Arousa, conocido antes como San Xinés de Bamio, y que desde 2016 lleva el nombre de Mari Paz Vilas, futbolista que posee dos Copas de la Reina y una Liga y que este curso, después de pasar por el Barça, Espanyol o Valencia, ha fichado recientemente por el Betis.
También en Mallorca, como el Mariona Caldentey, está el Melisa Nicolau, en honor a la exjugadora y ahora entrenadora que fue durante años la mayor figura que había dado el fútbol nacional a la isla. Con su nombre se bautizó el Camp Municipal Sa Vinya, en la localidad de S'Arracó, en Andrach, en 2014. La exdefensa internacional logró levantar varios títulos coperos y ligueros tanto con el Rayo como con el Barça, recibiendo además la Bota de Oro de la Federación Balear, siendo la primera futbolista en conseguirlo. Cinco casos que a buen seguro serán muchos más en la próxima década.
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