laura gonzález
Sábado, 27 de junio 2020, 21:31
«Es una oportunidad que rara vez se presenta», declaraba la presidenta del Consejo de Fútbol Femenino de la Federación de Australia Ros Moriarty, horas después de que la FIFA anunciara este jueves el escenario del próximo Mundial de fútbol femenino que se celebrará entre ... Nueva Zelanda y Australia en 2023.
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Las autoridades deportivas de este último país, así como los medios nacionales, no han dudado en comparar este evento con los Juegos Olímpicos de Sídney en el 2000. Y es que nadie duda de que el fútbol femenino ha dado un paso de gigante en los últimos años, ganando mucho peso e importancia, sobre todo después de la pasada edición del Mundial en Francia, en la que se batieron todos los récords de audiencia y espectadores.
Gracias a la organización conjunta con Nueva Zelanda, las instituciones australianas auguran grandes avances que van más allá del balompié y que repercutirán en todo el deporte femenino. «Esto será transformador», señalan, prometiendo abordar «profundos problemas» existentes en la actualidad, dando entre otras cosas mayor protagonismo a las mujeres, y promoviendo que estas se conviertan en líderes deportivas dentro y fuera de los terrenos de juego, llegando a ocupar puestos de responsabilidad. Un eterno deseo. Están convencidos de que el número de mujeres representantes en las altas esferas crecerá y pondrán su empeño en que todo ello se vea reflejado en la región de Asia y el Pacífico, según apunta Moriarty.
«Creo que cuando la conversación deje de estar tan marcada por el género, la gente se dará cuenta de que esto es estupendo para todo el deporte y de lo que el fútbol puede ofrecer a la sociedad», declara la presidenta del Consejo de Fútbol Femenino de la federación australiana. Por su parte la primera miniestra neozelandesa, Jacinta Ardern, aseguró que la novena edición del Mundial femenino será «la mejor de todas», y que generará un «legado duradero y profundo» para remodelar el fútbol y el deporte femenino tanto en su país como fuera de él.
En los últimos cuatro años en Australia las fichas de mujeres futbolistas han crecido un 21%, y estiman que gracias al Mundial ese número se multiplique por dos. Confían en que el impacto social en las niñas y en las chicas sea «muy profundo» y destacan de la propuesta conjunta de los dos países «su concepto innovador que combina la excelencia técnica, la visión y la pasión», con una gran oportunidad para poder llevar el fútbol femenino «a cotas mayores».
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Aficionados y futbolistas tanto de Australia como de Nueva Zelanda mostraron su satisfacción en las redes sociales desde el momento en que se dio a conocer la victoria definitiva de la candidatura oceánica frente a la de Colombia, y que hará que el Mundial femenino se dispute por primera vez en el hemiserio sur, en una edición en la que se ampliará el número de participantes, que pasará de 24 selecciones a 32.
«No olvidaré nunca este momento», escribía la capitana de la selección neozelandesa, Ali Riley, quien milita actualmente en el conjunto de EEUU de Orlando Pride, con una fotografía mostrando sus ojos con lágrimas de emoción. La referente de las 'Matildas', como se conoce al combinado australiano, Sam Kerr, publicó un vídeo dando saltos de alegría, celebración con la que festeja siempre sus goles. «Es un sueño que se cumple. El fútbol femenino ha hecho grandes progresos. Australia y Nueva Zelanda lo llevarán todavía más alto«, vaticinó.
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