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Ellos no daban crédito. Nosotras sonreíamos cómplices, emocionadas, en el palco con más mujeres en la historia de San Mamés al comprobar que La Catedral estallaba por sus costuras. Deportistas, empresarias, amas de casa, abogadas, políticas, periodistas intuíamos que iba a pasar, que iba a ... ser una noche histórica. Porque la revolución -ni silenciosa, ni violenta, ni excluyente- que empezó el año pasado es imparable y quiere revertir el orden de las cosas desde su raíz, ser transversal.

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