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Garantizar el uso paritario de las infraestructuras deportivas públicas o con una participación pública. Es una de las peticiones que las jugadoras del Athletic ... Ainhoa Tirapu, Garazi Murua y Vanesa Gimbert lanzaron el pasado 20 de noviembre en la comisión de Cultura del Parlamento vasco, adonde acudieron invitadas por EH Bildu para informar sobre las negociaciones del convenio de la Liga Iberdrola. La comparecencia no tuvo mucha repercusión, pese a que las rojiblancas trasladaron a la Cámara de Vitoria el debate sobre el acceso de los equipos femeninos a los estadios vascos de la Liga Santander -todos de titularidad pública- y sobre si las futbolistas lograrán algo más que récords de asistencia como los de La Catedral, el Reale Arena, Mendizorroza, Ipurua y El Sadar.
Lo cierto es que hay un club que sugiere que es posible enfocar esa discusión de otro modo; que demuestra cómo el acceso de las futbolistas profesionales a los recintos de las competiciones masculinas puede interesar a un público numeroso y ser una apuesta deportiva, social y económicamente viable. El equipo del que hablamos son las Thorns ('espinas'), de la ciudad estadounidense de Portland, en el estado de Oregón. Como al Athletic, a ellas se las considera otro caso único en el fútbol, aunque su singularidad consiste en haber alcanzado la pasada temporada una asistencia media superior a la de muchos equipos de la Liga Santander. Exactamente, 20.098 espectadores en los partidos de la National Women's Soccer League (NWSL) disputados en su estadio, el Providence Park, con capacidad para 25.000 personas (algo menos de la mitad del aforo de San Mamés).
Las Thorns, con camiseta roja y negra, son uno de los clubes más potentes de la NWSL, donde se juega el mejor fútbol femenino del mundo, con nueve equipos y un promedio de afluencia a sus partidos de casi 7.400 espectadores. Creadas en 2012 para participar el año siguiente en el estreno de la NWSL, las Thorns suman dos títulos (2013 y 2017) y actualmente las entrena el británico Mark Parsons, ex del Chelsea femenino. A sus órdenes juegan siete internacionales con EE UU, cinco de las cuales se proclamaron campeonas del mundo en junio pasado en Francia (las centrocampistas Tobin Heath, Lindsey Horan y Midge Purce; la defensa Emily Sonnet y la guardameta Adriana Franch).
Sin embargo, lo que distingue a ese equipo, además de su potencial competitivo, es la masa de aficionados que es capaz de congregar regularmente en su estadio, una hinchada bulliciosa antes, durante y después de los partidos. «Nuestros seguidores viven y mueren por el equipo. Residen en Portland, conocen todas las canciones y no se pierden un encuentro», declaró la defensa Meghan Klingenberg, 41 veces internacional con EE UU, en un reportaje publicado por 'France Football'.
Esa afición leal e implicada la componen mitad hombres, mitad mujeres y se agita al ritmo de la peña Rose City Riveters, parte de cuyos líderes está integrada en la comunidad de gays y lesbianas de Portland. Seis de sus siete 'capos' son femeninos, y sus banderas y mosaicos no tienen nada que envidiar a los de ninguna otra afición por cómo lucen en las gradas de Providence Park.
Por establecer comparaciones a este lado del Atlántico, el Olympique de Lyon femenino, cinco veces campeón de la Champions, sólo pisa el césped del Groupama Stadium -el de la plantilla masculina, para 59.000 espectadores- cuando tiene citas europeas, y los demás encuentros los disputa en el complejo deportivo del club, en un campo para 1.500 aficionados. Mientras tanto, a las Thorns les han bastado siete temporadas en la NWSL para reunir trece veces más seguidores en Providence Park. Y lo que es significativo, estos no paran de aumentar.
La clave de esa tendencia ascendente parece radicar en la popularidad del 'soccer' en Portland y en el celo con que las Thorns agasajan a su hinchada, pero también en jugar en un recinto con capacidad. Gracias a esto último, las 'espinas' ya habían logrado un récord de asistencia media (16.000 seguidores) cuando Providence Park tenía un aforo de 21.000 asientos. Pero esta primavera acabaron las obras que le añadieron 4.000 localidades, con un presupuesto de 76,8 millones de euros, y la asistencia a los partidos de las Thorns aumentó de forma paralela, igual que la del club masculino que compite en el mismo escenario, los Timbers ('leñadores'), que venden los 25.000 asientos de sus encuentros.
Ambas plantillas comparten algo más que el terreno de juego (donde también juega un equipo de fútbol americano universitario). Thorns y Timbers tienen el mismo propietario, Merrit Paulson, cuyo padre es el exsecretario del Tesoro Henri Paulson, que dejó caer a Lehman Brothers en 2008, lo que provocó la Gran Recesión mundial. El hijo ha implantado la paridad en Providence Park, donde las simbologías de sus franquicias masculina y femenina se exhiben en igualdad. A las Thorns, que buscan un público joven, también las ha ayudado una política de entradas más baratas que las de los Timbers, que no son fáciles de conseguir, lo que explica la ampliación del campo. Aunque ellas llegaron a llenar el nuevo Providence Park ante el North Caroline Courage (récord de EE UU), atrayendo, entre otros espectadores, a familias para las que ese estadio, céntrico como San Mamés, ofrece una alternativa para salir con los hijos y sumarse al jolgorio de las no tan hogareñas Rose City Riveters.
No parece una mala estrategia a juzgar por las ventas de golosinas y bebidas dentro del estadio, que son parecidas en los encuentros de ellos y ellas. «Es una empresa que funciona», aseguró Mikel Golub, director de negocio de las Thorns y los Timbers, a 'France Football'. Y con ese aserto parece estar de acuerdo un medio informativo local, 'Portland Bussinnes Journal', porque premió a ambos equipos por la modernización de Providence Park.
San Mamés 48.121 personas fueron al Athletic-Atlético de Copa el 10 de enero pasado. Al de Liga con el Levante, entradas baratas, 24.986.
Reale Stadium 28.367 seguidores en el Real-Athletic del 13 de octubre pasado. La campaña anterior a ese derbi fueron 21.500 y en la 2017/18, 21.500.
Mendizorroza 8.375 aficionados presenciaron el 1 de abril pasado el derbi de la segunda división femenina entre el Alavés y el Athletic B.
Ipurua 1.800 personas en el Euskadi-Chequia femenino del 25 de noviembre de 2017. Eibar y Alavés jugarán otro amistoso este 28 de diciembre.
El Sadar 7.870 hinchas en el Osasuna-Alavés de la segunda división disputado el pasado 14 de abril en el estadio pamplonés.
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