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A la portería se llega muchas veces como un castigo. Así empezó Ainhoa Tirapu (Barañain, 35 años). Lloraba por culpa de los balonazos. Hasta que descubrió que esos tres palos eran la puerta de acceso a su sueño. Ha jugado 15 temporadas en el Athletic, ha ganado dos ligas, ha sido internacional y también la portavoz en la pelea por el convenio colectivo del fútbol femenino. Ahora, con tanto hecho, se retira.
– Ha metido su historia en un libro, ‘Bizitza eskukadaka’, la ‘vida a manotazos’. Escrita con guantes de portera.
– El hilo del libro son los guantes. Ahora mismo los tengo en la maleta del equipo, preparados para viajar, aunque no sé si volveremos a jugar. Tengo muchas dudas. Lo prioritario es la salud.
– ¿Ha olvidado las manoplas alguna vez?
– No. Los guantes, nunca.
– Se retira tras 15 años en el Athletic. ¿Dónde guardará esos guantes?
– Son como etapas que van pasando. Tengo los del Mundial de Canadá. He regalado muchos. Soy muy maniática y cuando tenía una mala racha me quitaba esos guantes de encima. ¡Fuera!
– Se cumple el tópico de que el portero tiene muchas manías.
– Trato de luchar contra las mías. Recuerdo una vez que me metieron cinco goles y la preparadora física me dijo que me quitara esos guantes. Me negué. Basta que me digan algo para hacer lo contrario. Por mis narices.
– Muchos acaban de porteros porque son malos jugando.
– Algo así me pasó a mí. Jugaba en uno de los pocos equipos de chicas que había en mi época y ganábamos siempre. No destacaba y me propusieron ser portera. Lo odiaba. Lloraba cuando me daban balonazos. Pero he acabado disfrutando.
evolución
– Cuando empezó a jugar, el Athletic femenino ni existía.
– No tuve de niña la oportunidad de soñar con ser jugadora del Athletic y por eso defiendo que las niñas también tienen derecho a soñar con estar un día en su equipo.
– Ha vivido la eclosión del fútbol femenino.
– Antes hubo pioneras que lo tuvieron peor que nosotras. Se trata de que cada generación prepare el camino a las que vienen. El fútbol femenino es hoy mucho más rápido e intenso que cuando yo comencé.
– ¿Cuándo le empezó a gustar ser portera?
– En una final de futbito. Me lleve un balonazo en la nariz que me hizo sangrar, pero lo disfruté porque hice unas cuantas paradas y nos llevamos el campeonato de Navarra. Por primera vez sentí que aportaba al equipo.
– Su aita es fan de Buffon, mítico guardameta italiano.
– Sí, es muy tiffosi, ja, ja, ja. A mí me gustan los porteros sobrios, seguros, que impongan.
– Y vestidos de negro.
– Eso es.
– ¿Cómo llegó al Athletic?
– En 2005. Salí del Lagunak porque no estaba teniendo minutos. Me fui a Badajoz, al Puebla, y jugué una final de Copa, que perdimos. Perder finales es mi sino. Y luego me llamó Iñigo Juaristi para venir al Athletic. No tuve mucho que pensar. El Athletic ha sido siempre mi equipo.
– ¿Desde niña?
– Tengo una camiseta firmada por Bittor Alkiza desde hace más años que la tos. Y en la ikastola me tocó un balón del Athletic firmado por los jugadores, de cuando fuimos segundos en la Liga con Luis Fernández. Vale oro.
– ¿Había estado en La Catedral?
– No. Hasta que fiché.
– ¿Qué recuerdos tiene del viejo San Mamés y del nuevo?
– El viejo era brutal. Los recuerdos son caprichosos. Más que escenas deportivas tengo dos flashes. No se me borran. Pienso en el viejo San Mamés y escucho desde el vestuario las bocinas de los aficionados en la grada. Tengo ese sonido en el cerebro. Y en el nuevo San Mamés mi momento fue cuando iba a sacar de puerta y al levantar la cabeza vi toda la grada oscurecida por el contraste con los focos y las luces de los móviles encendidas por todas partes. Me sentí en la galaxia.
recuerdos
– También tendrá memoria por las celebraciones.
– La mejor fue la la última liga que ganamos (2015-16). No sé ni cuánto tiempo lo estuvimos celebrando. Llegó un momento en que les dije a mis compañeras que necesitaba recuperar mi rutina, ja, ja, ja.
– ¿Y el peor disgusto?
– Tengo unos cuantos. Hemos perdido dos Copas de forma muy cruel. Una fue en los penaltis. Conocía a las que los tiraban y sabía como lo hacían, pero... Y hubo una liga en la que fuimos líderes 29 jornadas y la perdimos contra el Barça en el último partido.
– Compaginó el fútbol con la Facultad de Química.
– Siempre he sido futbolista y estudiante o trabajadora (Decathlon). Con tanto viaje tuve que renunciar a acabar el doctorado. Era la primera vez que no podía terminar algo. Prioricé el fútbol.
– Ahora, con el confinamiento, hay tiempo para estudiar. ¿Cómo se ha adaptado?
– Mejor de lo que pensaba. Ando con algunos arreglos, pintando y eso. Cuando se me acabó el dinero con la rehabilitación de la casa, me puse yo a hacer cosillas.
– Fue portavoz en la lucha por el convenio colectivo del fútbol femenino. ¿Teme que con esta crisis se dé un paso atrás?
– Cuando esto pase habrá más ganas de fútbol. Creceremos.
– ¿Cómo será en diez años el fútbol femenino?
– Más profesional. Más parecido al masculino. Merecerá la pena invertir en fútbol femenino.
– Tras 15 años de portera en el Athletic y si no se reanuda la Liga ni la Copa (semifinales), ya ha jugado su último partido. ¿Qué echará de menos?
– El vestuario. Yo era una niña que no se relacionaba, solitaria. El fútbol me cambió, me hizo sociable.
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