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«No importa lo que digan los demás, apóyate a ti misma y nunca te rindas», anima la futbolista nigeriana Asisat Oshoala. La joven de 25 años habla con conocimiento de causa, ya que en sus inicios sufrió en sus propias carnes la incomprensión por parte de su familia, que le prohibió jugar al fútbol e incluso la castigaba por ello. Así lo ha relatado en una entrevista con la UEFA bajo el lema #StrongIs (#SerFuerteEs). En ella ha recordado a su abuela, su verdadero apoyo y la única persona que la animó a perseguir sus sueños.
«De pequeña mis padres no me apoyaban para nada. La única persona que lo hizo fue mi abuela. Ya no vive, que su alma descanse en paz. Fue la única de la familia en apoyarme incluso cuando mi madre o mi padre me querían pegar cuando salía a jugar», ha explicado Oshoala en una campaña de la marca de moda Esprit. Actualmente es una de las mayores estrellas del Barça y de la Primera Iberdrola, y ha recibido el Balón de Oro femenino de África en cuatro ocasiones, en 2014, 2016, 2017 y 2019.
Criada en una familia musulmana, Oshoala es un referente en su Nigeria natal y en toda África, donde las mujeres aún no lo tienen fácil para disfrutar del fútbol. La jugadora ha recordado a su abuela y los años que pasó en Lagos, donde sus padres la castigaban por amar el fútbol. «Empecé a jugar con mis amigos en el colegio para divertirme. Mis padres se quejaban de que llegara tarde de la escuela», afirma. Tras terminar su educación superior pasó varios meses sin hacer nada y participó en un torneo donde un equipo descubrió su talento.
«Les dije que no quería jugar de manera profesional», relata. Pero este equipo confió en su talento y le aseguró que podría llegar lejos con esfuerzo. Oshoala pasó momentos difíciles cuando se escapaba para jugar en la calle los domingos por la mañana. Si coincidía con su padre, sus amigos la encubrían para que no la descubrieran. De lo contrario sus progenitores querrían pegarla. «O me decían, 'Hoy no te vamos a dar de comer porque has ido a jugar a fútbol cuando deberías estar haciendo otras cosas'. Mi abuela fue la única persona que estuvo a mi lado», subraya.
Su abuela, ya fallecida, se aseguraba de alimentar a Oshoala y le daba dinero a espaldas de su madre. «Ahora que soy profesional me acuerdo de ella todo el rato. Ojalá aún viviera para verme, pero seguro que está muy orgullosa de mí», confiesa la deportista que pasó por el FC Robo (2009-13), el Rivers Angels (2013-15), el Liverpool (2015-16) y ahora juega en el Barcelona. Su próximo objetivo es ganar la Champions en Anoeta el 30 de agosto. De momento ya se ha plantado en la semifinal tras eliminar al Atlético. «Mis padres no me dejaron ser deportista profesional hasta el Mundial Sub 20, en 2014, donde gané el Balón de Oro y la Bota de Oro. Fue uno de esos momentos en los que me sentí feliz de verdad. Me dijeron que, ahora que se habían dado cuenta de mi talento, no iban a permitir que se echara a perder», señala.
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