
Fue durante años todo un ejemplo y símbolo de la emancipación femenina. Y no es para menos ya que Annie 'Londonderry' Cohen Kopchovsky se convirtió a finales del siglo XIX en la primera mujer en dar la vuelta al mundo en bicicleta, en una época en la que las chicas estaban relegadas en muchos aspectos sociales, y sobre todo en el ámbito deportivo. Con su hazaña quiso demostrar, entre otras cosas, que la bici, que estaba muy en auge, no era solo cosa de hombres. Y es que por aquel entonces había muchas a las que se les prohibía subirse en una de ellas, alegando que iba en contra de la feminidad, o que podía dañar sus partes íntimas.
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Una hazaña que su tataranieto Peter Zheutlin llegó a recoger posteriormente en el libro 'Around the world on two wheels', que se plasmó también en un documental y en una obra de teatro, y que merece ser recordada. Annie nació en 1870 en Riga, en la actual Letonia, en el seno de una familia judía que emigró a Estados Unidos cuando ella era aún una niña. No se sabe bien a ciencia cierta cómo a los 23 años, casada y con tres hijos, y sin ser muy ducha encima de una bicicleta, se plantó en el capitolio de Massachusetts anunciando a los allí presentes su intención de recorrer el mundo sobre dos ruedas. Un reto por el que le recompensarían con 5.000 dólares si lo lograba.
Una empresa de agua mineral, Londonderry Lithia, le pagó 100 por llevar su pancarta en la bicicleta, adoptando también su nombre, siendo una pionera en lo que al patrocinio femenino se refiere. Salió de Boston, en Estados Unidos, en 1894, regresando quince meses después. Su marcha la inició pedaleando rumbo a nueva York. Ya solo el hecho de ver a una mujer recorrer las carreteras en bicicleta era todo un espectáculo por aquel entonces, con muchos, y muchas, a su paso tildándola de descerebrada, y más si cabe si lo hacía con una falda larga, en la que escondía una pistola. Vestimenta que varias etapas después cambió por una especie de bombachos, que le daba más ligereza y libertad de movimiento.
Ella demostró que una mujer podía valerse perfectamente por sí misma, y que podía cumplir todo aquello que se propusiera. Desde Nueva York fue hacia Chicago, para enlazar más tarde en barco con Europa. Llegó a El Havre, en Francia, a principios de diciembre de 1894. De ahí a París, Marsella, hasta bajar hacia Egipto, Jerusalén, la actual Yemen, Colombo y Singapur.
Volvió a Estados Unidos a través de San Francisco, en marzo de 1895. Luego fue hacia Los Ángeles, Denver y Boston, de donde había salido, ciudad en la que dio por finalizada su aventura el 24 de septiembre de 1895, 15 meses después de su partida. El periódico New York World, ya desaparecido, contó su historia como «el viaje más extraordinario jamás emprendido por una mujer».
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Annie recibió la recompensa acordada e inició otro viaje, esta vez junto a su familia, a la ciudad de Nueva York, en la que se instalaron. Allí comenzó a trabajar en el citado diario escribiendo artículos que firmaba como 'The New Woman' (La nueva mujer). Su primer relato, como no podía ser de otra manera, fue acerca de su aventura en bicicleta. «Me creo capaz de hacer cualquier cosa que haga un hombre», escribió. 'Londonderry' murió en 1947, con 77 años. Su proeza supuso un antes y un después ya que muchas mujeres de finales del siglo XIX vieron en la bici algo más que un medio de transporte: una máquina de la libertad.
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