El Valencia Basket espera como rival en Europa y en la Liga

Las vizcaínas han tenido poco tiempo para celebraciones porque esta madrugada ha tocado levatarse pronto y coger el avión a las seis en el aeropuerto de Budapest con el objetivo de arribar lo antes posible a Loiu. Una buena gestión de la recuperación será imprescindible para afrontar el choque.

Habrá más tiempo para preparar el enfrentamiento de la cita europea porque ambos equipos se volverán a ver las caras el 20 de febrero en tierras vizcaínas en la ida, y siete días más tarde en la vuelta. Que las naranjas resolvieran a su favor el duelo contra el Enisey, sin embargo, ha restado bastantes dolores de cabeza a las gernikarras, porque en caso contrario el viaje hasta Krasnoyarsk se antojaba muy largo, ademas de suponer otro desembolso importante para las arcas del club.

Por lo tanto, tocará enfrentarse a un rival de sobra conocido y sin desplazamientos largos que para esas alturas de la temporada se agradecerán bastante. El único precedente esta temporada es el encuentro de la Fonteta en el que el Lointek Gernika sumó una derrota en la prórroga, por lo que las espadas están en todo lo alto.

El conjunto valencianista ha sido diseñado este año para tratar de pelear contra los dos grandes de la Liga Endesa, además de aspirar a cotas altas a nivel continental. En la competición doméstica es cuarto en la clasificación con una docena de victorias y seis derrotas, las dos últimas consecutivas. No ha tenido excesiva fortuna con las lesiones y ha perdido a una vieja conocida en Gernika como María Pina, por una lesión de rodilla que le ha hecho pasar por el quirófano. Reisingerova, uno de sus referentes en la pintura, está parada en la actualidad por un esguince, pero se espera que para el próximo mes esté recuperada. Sus últimas incorporaciones son Rosó Buch y Robin Parks.