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Maloste vivió este jueves una noche plácida, la que colocó a su Lointek Gernika en la cumbre europea más alta escalada hasta ahora por el baloncesto femenino vizcaíno. No hubo mucho tiempo para el sufrimiento, para los sudores fríos, ni para poner a ... prueba el corazón de los espectadores que abarrotaron el recinto de la villa foral, alrededor de 800 personas, algunas vestidas de granate –color de la entidad–, como había solicitado el club en las redes sociales. El conjunto de Mario López resolvió el duelo en un excelente segundo cuarto, cuando partió a las bielorrusas. ¡Qué pase el siguiente! «¡Vamos a hacer historia!», recibió la megafonía el último parcial. Y las deportistas obedecieron.
Quedan poco menos de 90 minutos para que arranque el duelo en Maloste. Poco a poco, en grupos, las jugadoras acceden al pabellón, al lugar en el que certificaron la clasificación para la siguiente ronda. Naiara Díez, por ejemplo, lo hace después de pasarse por la cafetería que está enfrente de la cancha. Ejemplo de normalidad. De tranquilidad, lo que luego se vivió en el parqué para disfrute de una afición que, igual que su equipo, reguló el esfuerzo, a la espera de otras grandes tardes-noches. Eso sí, dedicó más de tres minutos de aplausos al final.
Antes, la gente se volcó en el momento que el Lointek precisó de una mano. Nada más empezar, el Minsk se puso por delante, 4-5, con triple de Hasper. La hinchada trató de levantar a su escuadra. Y lo logró ante un oponente que, en la presentación de los equipos previa al choque, tardó una pizca en darse por aludido: el speaker coreaba los nombres y nadie salía a la cancha. Pronto se subsanó, y el choque comenzó con el diputado general, Unai Rementeria, el director de Deportes del Gobierno vasco, Jon Redondo, y los presidentes de la Federación Vasca y Vizcaína de Baloncesto, Germán Monge y Koldo Mendia, como testigos. También presenciaron la contundente victoria Eunate Arraiza y Damaris Egurrola, jugadoras del Athletic habituales de Maloste. Fieles al Lointek.
Como su hinchada. Sin huecos en el pabellón. Un bombo marcaba el ritmo del encuentro, con gritos de «Gernika, Gernika», y aplausos cada vez que alguna de las deportistas locales anotaba un triple, hacía una entrada o inquietaba el ataque del Minsk. Hubo incluso momentos de demasiada quietud, y el encargado de animar con la percusión lanzó una demanda al público. «¡Venga Maloste!». Y Maloste respondió: les levantó de sus asientos un triple de Dietrick a falta de seis minutos para el final del tercer parcial (47-35). La ventaja no paraba de crecer. Y entonces la grada subió sus decibelios. También porque las jugadores comenzaron a gustarse: Lo bailó en la zona para colocar el 63-46 y un 'ohhh' salió de la boca de la afición.
El último cuarto sirvió para las ovaciones, para paladear cada canasta del Lointek. El tiempo pasaba, y la afición se divertía: daba palmadas al ritmo del tambor, agradecía el esfuerzo de la escuadra de Mario López, lamentaba si se erraba un tiro libre, ardía cuando, a falta de dos minutos y medio, la bilbaína Ariztimuño robó la pelota y anotó el punto 81... E incluso hubo tiempo para corear a la canterana, Marta Alberdi. «¡Oé, oé, oé, Marta, oé, oé!». «¡Uy!», se escuchó cuando intentó un triple. Poco después, Maloste en pie despidió a sus jugadoras. Alegres. Con una sonrisa. Doctor Deseo de banda sonora, una tremenda ovación, y las vencedoras chocando las manos de los aficionados más pequeños.
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