El Lointek se queda sin aire para culminar el pleno

Pudo saldar la tacada el Gernika porque de nuevo sujetó con poder las bridas del partido. Le costó encontrar el acierto en el tiro, pero desde las primeras posesiones le avisó al oponente canario que no lo iba a tener nada fácil. Bjorklund y Raksanyi se emparejaban en lo que estaba llamado a ser un duelo estelar que no acabó siendo tal. Superados los primeros escarceos y con la rotación de Buch para dinamizar la presión arriba, las de Maloste encontraron el camino que buscaban. Parcial de 11-0 con los triples de Cornelius, la solvencia de Lo y una defensa fantástica que cerraba todos los pasos hacia el aro. Insalvables los muros de brazos y manos que ocultaban la diana a las canarias.

Cerró la sangría Taylor con un robo sobre Ginzo que incluyó un manotazo fortuito en la cara de la cántabra. El 17-10 del final del primer cuarto se mostraba como un barómetro ajustado a lo que podía seguir dando de sí el choque. Con la victoria previa del Flammes Carolo ante la Roche Vendee el pase de las insulares era poco menos que una quimera, pero nunca se rindieron. No entró bien el Lointek en el segundo acto. Dos pérdidas seguidas de Lo forzaron a que Mario López gastara un tiempo muerto a los 52 segundos para encender el despertador. Aunque hubo algún problema puntual con el rebote, no le costó a las vizcaínas volver a tensar la goma con el acierto exterior de Bjorklund. Sin embargo, las pérdidas eran un calvario y llegaron acompañadas de malas elecciones de tiro. Sólo una canasta de dos puntos y tres triples alertaban del atasco.

La reanudación nació en formato correcalles. Lo era la vigía pero el resto de la tripulación se mostraba con una espesura que ya detectaba el déficit físico esperado. Las laguneras lograron su primera renta (35-36) en el minuto 26. De nuevo Bjorklund y un par de buenas defensas daban aire a las de Maloste, pero el balón en sus manos parecía medicinal, les pesaba una tonelada. Así el Tenerife se agarró a la micra más de fortaleza que había reservado y con Atkinson y Taylor como martillos pilones acabaron por llevarse un final en el que no faltaron tiros libres fallados, pérdidas y una zona pitada a Arrojo. Ya no quedaba oxígeno para leer el ataque final de 10 segundos y un punto evitó el pleno.