El Gernika supera al colista con la cabeza en otra parte

Por eso son importantes victorias como las de este sábado. Porque aunque la imagen general del grupo se aleja de su potencial y posibilidades, carente de su chispa recogida entre sus virtudes fundacionales, ganar sigue siendo un verbo que no se le resiste al Lointek. Distantes por juego y eficacia, no por implicación, las vizcaínas tuvieron un duro rival en un Bembibre conducido por los recovecos del choque por una ex, Vicky Llorente, hipermotivada, peleona, racial, decidida. Quizá porque ella como nadie entre las del Bierzo detectó que el Gernika presente en Maloste no respondía a la versión letal.

Se echó mucho en falta a Dietrick, que regresó en un viaje express a Estados Unidos por un tema privado para el que recibió el visto bueno de su técnico. El partido nació con las barreras de peaje bajadas. Trataban de correr la locales pero en cuanto buscaban las inmediaciones de la línea de fondo eran paradas en seco. Llorente era el referente anotador del Bembibre con siete puntos y la rotación de Brooke Salas incomodó muchísima a la primera línea gernikarra. La rusa Gladkova cimentaba la buena imagen e ideas claras de las visitantes, dominadores en el marcador todo el cuarto tras el 2-0 inicial.

Había ya pistas de que la tarde no iba a pasar a la historia de la eficacia, de la puntería. 5 de 17 en tiros de campo para el Lointek por un más aseado 5 de 13 para las de Ponferrada. No mejoró nada en el segundo cuarto. Al contrario. Unas y otras se mostraban negadas ante el aro. Por momentos, desesperante falta de acierto. Estáticas, sin capacidad para correr y moverse en su hábitat natural, concediendo muchos rebotes en su canasta. Sólo Wotja mostraba cierto descaro, que era más responsabilidad, de intentar anotar, de despojarse de temores e insistir en el lanzamiento. Al menos las de Maloste ya habían logrado recuperar el mando en el luminoso.

Tras el descanso, Ocete arrastró al equipo en busca de una mayor actividad, aunque se escaparon canastas sencillas y balones muy bien trabajados. Malos pases interiores e incapacidad para acercarse lo suficiente al aro. Sí castigó, y de qué manera, el Gernika, la necesidad del Bembibre de usar manos y contactos para intentar colapsar a Milic en la pintura. Sólo consiguieron que la internacional serbia montara su campamento en la línea de castigo. Ella, Wotja, Ocete, Arrojo...

Necesitaba desatascar esa incómoda cercanía leonesa en el marcador y Molina se encargó de ello. Dos grandes acciones corales de circulación en busca de la tiradora más liberada y la de Manzanares descerrajó un par de triples seguidos para llevar la ventaja al doble dígito y procurar una llegada a meta controlada ante un Bembibre valiente y peleador que dejó en Maloste cuanto tenía.