«El Gernika es diferente, familiar y acogedor»

Son dos portentos llamados a llegar a la élite del baloncesto femenino. A los demás equipos les gustaría contar con ambos talentos, pero el Lointek Gernika maniobró en verano para conseguir que el Valencia le cediese a dos diamantes a punto de terminar de pulirse. Elena Buenavida y Awa Fam hicieron las maletas y aterrizaron en la villa foral para ganar minutos y experiencia en la Liga Femenina con el conjunto granate, para preparar su despegue hacia alturas más elevadas.

La canaria Elena, de 20 años, es una escolta sobrada de calidad y con un desarrollado espíritu competitivo. Con el primer equipo del Valencia ya ha jugado 99 partidos, con un balance de 356 puntos, 52 triples, 102 asistencias, 100 rebotes y 59 robos. Ha participado en la consecución de dos Ligas, una Copa de la Reina y una Supercopa. De su compañera Awa Fam, alicantina de sólo 18 años, se espera mucho, incluso a nivel internacional. La pívot, de 1,92 metros, ha jugado con el Valencia 71 encuentros y debutado con la selección española absoluta. La exterior pasó por UCLA, mientras que la 'cinco' ha rechazado ofertas de universidades estadounidenses para escalar en la Liga Endesa.

Para la tinerfeña, Gernika supone una escala en su progresión. «Yo quería dar un paso más allá en el baloncesto de lo que estaba teniendo en el Valencia y sabía que Gernika era una opción que me motivaba, que me gustaba mucho para desarrollarme como jugadora». Cuando le dijeron a Awa que se mudaría a la villa foral, pensó en el «futuro», en un equipo en el que pueda sacar minutos, que me dé la confianza para que yo pueda mejorar. Entonces me dije ¿por qué no? Es una oportunidad».

Su nuevo destino les ha «sorprendido» gratamente. Les ha llamado la atención la afabilidad que desprenden su nuevo equipo y la localidad vizcaína. «Estoy bastante contenta porque no me lo esperaba para nada así. Es un pueblo pequeño pero te tienen como una más en casa. Al final, lo que hace Maloste es que nos sintamos todas muy una familia y que te sientas cómoda. Te dan confianza. Es muy distinto a todo lo que yo he vivido donde he estado siempre, pero es muy acogedor, muy familiar», destaca la pívot. En el mismo sentido, Buenavida, con un semblante risueño», explica que Gernika «es una realidad totalmente distinta a la que estamos acostumbradas, pero también es una realidad buena, de sentirte arropada, querida mucho por la gente. Es un pueblo muy chiquitito y el baloncesto mueve mucho aquí. Estoy muy contenta». La escolta insiste en que la vida en su nuevo lugar de residencia le ha «sorprendido. Te saludan por la calle y eso no lo ves todos los días».

Ambas esperan crecer como jugadoras en el Lointek. No se arrugan a la exponer sus expectativas. «Somos superjóvenes. Tengo mil y una cosas que mejorar, en aspectos defensivos y ofensivos. Lo sé y tengo muchas ganas. Por eso vengo aquí, porque es un club donde se trabaja y se entrena muchísimo. Mi mente está en poder mejorar para ser una jugadora importante». La interior coincide en que «hay muchas cosas en las que puedo mejorar. Ya iré poco a poco viendo lo que tengo que mejorar. Los entrenadores me van a decir en qué puedo mejorar, pero también les puedes decir en qué quiero mejorar. Tenemos mucho recorrido y poco a poco se irá viendo.

Objetivos claros

También se han figurado qué nivel les gustaría alcanzar como jugadoras. Awa explica que «toda persona tiene un sueño. Tienes un objetivo siempre bien marcado. Realmente me lo imagino, pero nunca sabes lo que puede pasar. Tengo claro es que se trabajará para llegar a lo que quiero. Si se llega, estaré contenta, pero de momento no puedo decir nada». Y Elena asiente con la cabeza.

La pívot concreta que el objetivo es crear algo muy bonito entre nosotras, pero como club es llegar a los play-off y a la Copa de la Reina... Saber en qué queremos mejorar cada una. Si mejora cada una, mejora el equipo». La exterior redunda en que «los objetivos son diarios y constantes, demostrar que somos un equipo joven pero con madera para llevarnos cualquier partido». Todos esos sueños podrían cumplirse en Maloste, «un pabellón superguay, donde la afición se vuelca con el equipo y el pueblo es encantador. Somos un equipo con mucha ilusión».

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