JUAN PABLO MARTÍN
Domingo, 5 de febrero 2023, 00:06
Nada que hacer en el derbi de Maloste frente a IDK. El Lointek Gernika encajó la derrota más contundente de la temporada en casa frente a las guipuzcoanas. Aguantaron en la primera mitad, pero el acierto de las entrenadas por Azu Muguruza en la segunda ... parte hizo añicos la confianza de las granate. Las vizcaínas desperdiciaron una buena oportunidad para dar un golpe encima de la mesa y alejar al que ahora puede ser un rival directo por las plazas del play-off.
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No pudieron con la consistencia de las visitantes. Era un derbi de alto voltaje en el que tenían que contrarrestar el físico, la intensidad y la capacidad anotadora de sus oponentes y en todas salieron perdiendo. No se consiguió cerrar el rebote, tampoco pudieron parar a una increíble María España (28 puntos y 33 de valoración) ni el dinamismo con el que el IDK se expresó sobre la cancha. Porque, conforme se ampliaba la diferencia, el resto de jugadoras del conjunto guipuzcoano se crecieron para hundir más a las locales.
El partido arrancó con un fuerte ritmo e intercambio de canastas. La defensa del Lointek Gernika no fue consistente , pero lograron agarrarse al choque gracias a que tuvieron el punto de mira bastante ajustado. Fueron siempre por detrás en el luminoso, pero mejoraron atrás para evitar que la desventaja superara los seis puntos. En el segundo acto llegaron incluso a ponerse por delante tras unos buenos minutos en los que su ataque tuvo las ideas más claras, pero fue un espejismo porque faltó regularidad y Coulibay puso de manifiesto los problemas que tienen las gernikarras en la pintura.
Un empate al descanso lo dejó todo abierto para la segunda mitad en la que España se bastó para hacer añicos a las anfitrionas. En el parcial 5-16 que encajaron las granate en los cuatro primeros minutos 13 puntos fueron suyos con canastas de todo tipo. Nadie pudo pararla. Así comenzó a gestarse una derrota «dolorosa», en palabra de Anna Montañana, porque el Lointek Gernika no tuvo capacidad de reacción. Se cortocircuitó en casi todos los aspectos y las guipuzcoanas supieron percutir a la perfección en la herida para hacerla más grande. El último cuarto fue un querer y no poder con muchas prisas.
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