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Sandra Myers mantiene seis récords de España de velocidad tras más de 20 años retirada. E. C.
Sandra Myers une sus dos grandes pasiones

Sandra Myers une sus dos grandes pasiones

La española más rápida, ahora dedicada plenamente a la música, recibe el reconocimiento del Festival de Cine de Atletismo

igor barcia

Sábado, 9 de noviembre 2019, 22:31

En el FICA (Festival Internacional de Cine de Atletismo), el protagonismo lo comparten las películas a concurso con los atletas que acuden a San Sebastián a compatir experiencias y debatir sobre los temas que se plantean cada día en un evento único a nivel nacional. Deportistas de ayer y hoy desfilan por la ciudad para reforzar la pasión que les une por el atletismo, lo que permite recuperar a figuras que se habían distanciado de las pistas tras su retirada, aunque sus marcas sigan en lo más alto del ranking nacional. Es el caso de Sandra Myers, que ha ejercido de presidenta del jurado. «Ha sido un placer que contaran conmigo, que se acuerden de una porque llevo muchos años sin estar vinculada a mi deporte. Lo veo en la tele y tengo mis amistades que conservo, pero me había volcado en mi trabajo y este festival ha sido una oportunidad de unir mis dos pasiones».

El atletismo y la música, en efecto, han marcado su vida, sus esfuerzos y su dedicación profesional, y su actuación en la ceremonia de apertura, donde tocó al piano una pieza musical que ella misma compuso, ya es uno de los grandes hitos de las dos ediciones de vida del FICA. «Hay mucha gente que no sabe quién soy. Soy muy major (ríe) y es normal que no sepan, pero hay atletas de mi época que siguen en la pista y enseguida recuerdan mi trayectoria».

Ayer, en los momentos previos a desvelar los galardonados, Myers recordó para EL CORREO esa trayectoria que arrancó en el pequeño pueblo de Little River, en Kansas, y que ahora escribe una nueva etapa de su vida en Pamplona, donde reside desde que hace unos meses porque ha sacado plaza en el Conservatorio Superior tras 17 años en Salamanca.

A sus 58 años, licenciada en las especialidades de Composición y Piano por la Universidad de California, y especializada en Musicología en el Conservatorio Superior de Madrid, la mejor velocista española de la historia mantiene su acento estadounidense, aunque su imagen ya dista de aquella velocista que llegó a Madrid casi de casualidad. «Mi trayectoria empezó en casa, en Little River, en el colegio, donde competía una vez al año y se me daba muy bien. Allí en Estados Unidos vas pasando por los diferentes campeonatos, locales, regionales... Luego empezaron a ver que podía destacar, y ya me llevaron a las competiciones de verano, donde tuve la ocasión de medirme a grandes atletas».

Pero ya entonces su trayectoria atlética empezaba a ir ligada a su otra pasión, la música. Y todo por culpa de un «extraño objeto» que apareció por casa cuando tenía ocho años. «Llegó un piano y ahí empecé a fascinarme por la música, fue un flechazo. Tengo recuerdos preciosos de aquellos inicios», recuerda.

Así que cuando fue a la universidad, estaba claro por dónde iban a ir orientados sus estudios. Logró una beca para estudiar piano en la Universidad de UCLA, en California, en lo que supuso una nueva etapa con sus luces y sombras. En lo positivo, su relación con Bob Kersee y su grupo de entrenamiento, donde había atletas como Florence Griffith o Jackie Joyner. «Fue impresionante, era una gran persona, un motivador total. En cuanto a Florence, era una chica muy especial, fue una pena su muerte porque como atleta había sido impresionante... fueron unos años muy bonitos».

Lo peor llegó con una lesión previa a los Juegos de Los Angeles'84 que la privó de competir y de luchar por una posible medalla, que la hundió animicamente. Y la llevó a cambiar radicalmente de vida. «A la lesión se le unió la muerte de mi madre, y necesitaba un giro en mi vida. Me fui a España de turismo, descubrí un país que me gustaba mucho y decidí quedarme. De hecho, pensaba orientar mi vida hacia la música, pero volví a entrenar y los resultados comenzaron a llegar...».

A la espera de las jóvenes

Tanto que fue medallista en los 400 metros del Mundial de Tokio'91, fue cuarta en el Europeo de Split'90 y sumó más de veinte títulos nacionales. Tras sufrir de nuevo el maleficio de los Juegos y no poder competir en Barcelona, alargó su carrera hasta después de la cita de Atlanta'96. Y a día de hoy Sandra Myers mantiene seis récords de España -entre pista cubierta y al aire libre-, algo que confía en perder de una vez por todas con la llegada de la nueva generación de velocistas. «Teníamos muy buen nivel en mi época, éramos atletas muy competitivas. Ahora se está trabajando muy bien desde la base. Jael Bestué, María Vicente, Laura Bueno... se las ve capaces de batir mis marcas».

Mientras tanto, Myers sigue con una vida de cambios que ahora le ha llevado a Pamplona. «Como mis hijas ya son mayores -tiene tres- ahora tengo más tiempo libre» para disfrutar de momentos como los que ha vivido estos días en el FICA. «Aunque me haya dedicado a la música, el atletismo soy yo, me ha formado como persona y me gusta compartir experiencias de mi vida deportiva», se despide la 'española de Kansas' con una sonrisa.

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