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Es una figura mundial con todas las letras, un cuerpo y una mente que devoran kilómetros hacia arriba o en terrenos abruptos. Maite Maiora (Mendaro, ... 43 años) tiene un palmarés tan inmenso como las montañas que deja atrás: dos veces campeona del mundo de SkyRunning, dos veces campeona de España del Kilómetro Vertical, campeona de España FEDME de Carreras por Montaña, ganadora de las Series Nacionales Skyrunner, vencedora en Zegama con récord, campeona de la Copa del Mundo Extreme y Absoluta... La guipuzcoana será foco de atención en la Bilbao Menditrail el 21 abril, que comprende una marcha popular y pruebas de 12 y 22 kilómetros por los montes que rodean la capital vizcaína.
- ¿Había corrido alguna vez en la Bilbao Menditrail?
- No. De hecho en Bizkaia no he corrido demasiado, pero es una buena excusa para ir a Bilbao y conocer los montes de alrededor. Bilbao es una ciudad muy grande y nunca la vinculas con el trail, pero es interesante.
- ¿Sabe cómo será la carrera?
- No he mirado. Más o menos me imagino por dónde es. Antes miraba más, pero ya he hecho tantas carreras, viajar tanto y tanto, tantos dorsales... Me doy cuenta que al final miro un poquito a última hora. Sí me gusta saber el recorrido, no ir a ciegas. Tampoco me requiere mucho tiempo. Bueno, voy a hacer un training camp y ahí voy a reconocer el recorrido.
- ¿Cuándo empezó a correr en las montañas?
- En el año 2009-10. He tocado de todo. De los continentes, tengo pendiente Australia. Sí, he dado una vuelta al mundo. He estado en Hong Kong, Venezuela, Canadá, isla Mauricio, Marruecos, Tailandia... He tenido oportunidad de conocer más países, pero no me gusta estar todo el año viajando, un día en México y a la semana siguiente en Noruega. Luego cuesta asentar la cabeza. Ahora prefiero viajar un poquito menos y elegir mejor los destinos.
- ¿Cómo empezó la afición por este tipo de pruebas?
- Y soy montañera, toda la vida he ido al monte. Antes iba más de trekking y ahora, corriendo. Mi vida siempre ha estado vinculada con la montaña e hice mis pinitos escalando, estuve esquiando un montón de años, haciendo snow... Luego empecé a correr. Vivo en un pueblo pequeño, mi marido trabajaba todos los fines de semana y llega un momento en que mis amigas empiezan a no salir el domingo... pues empecé a correr. Somos tres hermanos y el mediano -yo soy la pequeña- hacía atletismo, y eso me daba envidia. Unos amigos que hacían carreras por montaña me dijeron que tenía que probar. Yo decía que no, que a la montaña iba a andar, escalar o hacer vías ferratas, pero un día hice un kilómetro vertical, luego una media maratón... poco a poco.
- Pero hay que tener una forma física excepcional.
- Es técnica también. Hay gente que corre muy rápida en asfalto y en la montaña no sabe moverse, que se queda paralizada bajando. Es muchísima técnica. Yo llevo muchos años haciendo 'snow', buscando la dificultad esquiando, y con ello se va aprendiendo a bajar, quitando el miedo.
- ¿Y cómo se ve en la actualidad?
- Ya estoy haciendo sitio a la nueva generación, que eso está guay. Imagínate que con 44 años estoy ganando todas las carreras, sería triste que la gente joven no venga. Es bueno que la nueva generación empuje. Nunca te dejas ganar, pero la disciplina que yo hago está viva.
- Para algunos corredores de montaña parece que no pesa la edad.
- Con la edad que tengo y con todas las lesiones, yo ya no puedo hacer un kilómetro vertical bueno. Una carrera como la de Bilbao, de 21 kilómetros, media maratón, como venga gente de mucho nivel, tampoco. Tengo aguante, puedo hacer tres veces esa carrera, pero ya no tengo esa chispa. Por ejemplo, en atletismo un 1.500 bueno con 44 años ya no se puede hacer. Nunca le vas a ganar a una chavala de 20 años. En la montaña es igual.
- En Euskadi hay bastante afición a las competiciones en montaña.
- Muchísima, y muchísimo nivel. Si hay mucha gente que practica y de ahí también sale buena gente. Ha dado muchos frutos.
- Tiene que ser un problema compaginar el deporte con la vida laboral.
- Tengo que hacer un tetris. Es organizarte, quitar horas de sueño, quitar horas de ocio y de socializarte. Hay épocas del año en las que tengo muy poca vida social porque la vida no me da. Por ejemplo, un día voy a Gran Canaria y a la tarde antes he tenido que coger libre en mi trabajo, porque si no tengo que coger el avión prácticamente sin dormir.
- Hay que estar enamorada de las carreras.
- ¿Enamorada? Es así, es mi vida. Parece que es malo, pero me ha dado mucho. Lo hago porque quiero. Si me quitan las carreras, me queda un vacío enorme. Aparte de las carreras y entrenar, está el curro. Y los padres se van haciendo mayores y hay que acompañarles a los médicos.
- Siempre le acompaña su marido, Iosu, y usted dice que son un equipo.
- Él en su trabajo tiene muchos días para librar, pero al final se gastan. Viene a todos los ultras. Yo, para ir a hacer una carrera de 20 horas sola, yo no voy. No me motiva. Es un aliciente cada pocos kilómetros ver a alguien que te diga algo o te ayude. Es totalmente diferente. Si no es como ¿qué hago aquí? Hay que buscar un sentido a lo que haces. No sólo son los avituallamientos. Él es muy artista llegando a los sitios con el coche, me espera en lugares que yo no había pensado. Me sorprende. A veces escucho el coche y digo 'ahí viene'. Si no tienes alguien en casa que te apoye es imposible seguir.
- ¿Le queda por realizar algún proyecto pendiente?
- Siempre he tenido la ilusión, aunque sé que no lo voy a hacer nunca, de ir al Himalaya y hacer un monte grande, a partir de 7.000 metros, pero con mochila, sin dorsal.
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