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Judith Romero
Domingo, 29 de marzo 2020, 00:14
La vida deportiva y profesional de la atleta pamplonesa Izaskun Turrillas ha cambiado por completo en las últimas dos semanas. La saltadora de altura del Grupoempleo Pamplona Atlético ha cambiado sus largas sesiones de entrenamiento por jornadas en las urgencias de Pediatría del hospital Virgen del Camino. «En este servicio somos casi unos privilegiados, pero cada día llegan al menos un par de niños contagiados de coronavirus», confiesa en su día libre tras el turno de noche en el hospital.
Como tantos otros deportistas en este confinamiento, Turrillas ve muy limitadas sus opciones para mantenerse en forma. «No puedo hacer salto de altura, ni pértiga, ni longitud ni nada. No tengo espacio ni material para hacer pesas ni multisaltos. Hago secciones de fortalecimiento que se me quedan escasas y he conseguido un par de mancuernas», explica desde el piso de sus padres. Algo especialmente duro teniendo en cuenta que la atleta batió su marca personal hasta en tres ocasiones el año pasado, pasando del 1,81, al 1,82 y hasta el 1,83.
Pese a todo, la deportista celebra poder ayudar a quienes lo necesitan en el hospital. «Antes era enfermera a media jornada y llegué a dejarlo para centrarme más en la profesión. Y de pura casualidad, ha llegado el coronavirus y estamos más solicitados que nunca», explica en referencia a su nuevo contrato a jornada completa. La joven de 26 años atiende cada día a padres preocupados por sus hijos. «A menudo presentan fiebre por algún otro proceso y no tiene mayor complicación. Además, en el caso de que se trate de Covid-19, muy pocos niños terminan aislados en planta y casi ninguno va a la UCI. Lo llevan mucho mejor que nosotros», recuerda.
Bronce en el absoluto nacional y plata indoor en 2019 -y vicecersa en 2018-, Turrillas estaba «en una buena racha» antes de este parón. Estuvo cerca de alcanzar el 1,86 en pista cubierta y debutó hace poco con la Selección española en un encuentro internacional. Tenía ganas de disputar el Campeonato de España en mejores condiciones tras haber sufrido una lesión cervical. Sin embargo, confiesa que los aplausos con los que la ciudadanía homenaje a los sanitarios a las 20.00 le emocionan más que los que recibe en la pista.
«También son agradables, pero esta es una situación muy excepcional. Los primeros tres días me los perdí pero los vi en vídeo y me emocioné mucho. Esto está sirviendo para que se valore el trabajo que hacemos día a día en la sanidad pública y el esfuerzo que supone», afirma. Turrillas practica atletismo desde los 8 años y ahora se enfrenta a una de sus etapas más difíciles con buen ánimo. «Nuestro entrenador -François Beoringyan- nos ha hecho un plan casi personalizado a cada uno. Tendremos que tirar de cosas caseras como garrafas de agua para entrenar», señala.
En el hospital también tiene que hacer un «uso razonable» de mascarillas y otras protecciones. «No parecía que todo esto fuese a adquirir esta dimensión y todo ha cambiado mucho. Cuando la tensión empieza a notarse en el hospital te das cuenta de que esto va en serio. Pero es lo que toca, tenemos que ser fuertes hasta que pase todo esto», anima lista para afrontar un nuevo turno en urgencias.
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