![La atleta guipuzcoana Ainhoa Sanz subiendo a las cajas que colocó en su balcón.](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202005/01/media/cortadas/ainhoa-reto-RbI5aOMuRlIyEpvrjLvcgTJ-624x385@El%20Correo.jpg)
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Ya está más que comprobado que el confinamiento agudiza el ingenio. En este último mes y medio hemos visto cómo deportistas, y no tan duchos en esto del ejercicio, se lanzaban a completar distintos retos para luchar contra el sedentarismo, uno de los males que acechan a todos de puertas para dentro. Entre más que curiosas propuestas se celebró hace unos días el 'Coronacimas', un desafío lanzado por el equipo Salomon de carrera de montañas que consistía en ascender a una cima desde sus casas simulando su escalada y su distancia utilizando todo aquello que se les ocurriera.
Varios de sus atletas lo acogieron con muchas ganas. Una de ellas fue la guipuzcoana Ainhoa Sanz, campeona de España de la especialidad, que se atrevió a realizarlo desde el balcón de su piso, en la localidad de Urretxu. «Algunos optaron por hacerlo con una cinta de correr, otros con las escaleras de su casa... Yo como no tenía ni una cosa ni la otra pensé en hacerlo con una silla, pero preferí innovar un poco y hacerlo con dos cajas de fruta. Puse una encima de la otra y arriba una tabla, y a subir y bajar«.
Así se tiró hora y media, subiendo un total de 1323 veces, alternando con las dos piernas, hasta completar los 545 metros de altura del monte Jaizkibel. «Elegí ese porque me trae buenos recuerdos. Allí suelo ir siempre que quedo con una amiga», declara, aunque confiesa que su cima preferida en realidad es el Aizkorri. «Pero ese es casi el doble de alto y buff... iba a ser una burrada», bromea. Hasta allí todavía no podrá ir, le queda a unos 30 kilómetros de casa. Desde el sábado solo puede salir a hacer deporte por su propio municipio, por los montes que cada día ve desde su ventana.
Hasta entonces se tuvo que conformar con disfrutar de la naturaleza desde su casa, o simular este curioso ascenso. Confiesa a este periódico que le costó más de lo esperado. «Pensaba que iba a estar menos tiempo y al final tuve que parar a beber agua, porque no tenía ahí al lado». Lo hizo sin música. «Las últimas 300 o 400 subidas ya empecé a notarlas más en las piernas». Y eso que se había preparado para ello. «Unos días antes estuve haciendo pruebas. Al principio empecé subiendo 100 veces con la misma pierna, pero vi que se me iba a acabar haciendo muy duro. Luego ya opté por hacerlo con 50 cada una. Al final esto ha sido un poco burrada, algo que si no hubiera sido por la cuarentena nunca me lo hubiera planteado«.
Hasta este sábado, confinada en casa como tantos y tantos deportistas, Ainhoa había establecido en su balcón su pequeño gimnasio particular, al que ya ha unido las cajas como otro elemento más para ejercitarse. Allí, entre varias macetas, ha colocado su bicicleta estática y sus cuerdas de TRX. También salta a la comba, y está aprendiendo a cruzarla. «Cada uno que pase y mire dirá, ¡y está qué hace!», ríe.
Así trata de llevar mejor la cuarentena. Al principio asegura que lo pasó «bastante mal». «Yo suelo aprovechar los fines de semana para ir al monte y estar por allí perdida, pero ahora llega el sábado y el domingo y tengo que seguir aquí encerrada. Ahora parece como que ya me he habituado, aunque se hace duro tantos días«. Las salidas a la calle para poder correr se las está tomando con tranquilidad. »Ha sido una alegría porque yo no me lo esperaba hasta más adelante. Es mejor cogerlo poco a poco que tratar de llevar el ritmo de antes, para no exponerte a lesiones«.
Este parón posiblemente le haga pasarse todo este 2020 sin ninguna competición de montaña, pero la guipuzcoana ya lo tiene asumido. «Mi idea al principio era hacer el Golden Trail World Series, estar en la Zegama-Aizkorri, en Dolomitas y en la Sierre-Zinal, pero seguramente no se celebre ninguna. Ahora lo más importante es poder salir y disfrutar un poco de lo que nos gusta que el estar pensando en cuándo te podrás poner un dorsal». Atleta desde los 10 años, disputó en febrero el Campeonato de Euskadi de Cross en Gernika, donde no pudo repetir el título de la temporada pasada, conformándose con la plata, por detrás de la durangarra Irene Loizate. La guipuzcoana también está sacando tiempo para el grado superior de Mecanizado que estudia, mientras sigue subiendo y bajando cajas, a otro ritmo, calzándose de nuevo las zapatillas para salir esta vez ya por el monte.
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