Campeona de Europa nada más vencer a la Covid-19

El reciente triunfo en el Campeonato de Europa de pista cubierta en triple salto, que logró hace apenas unos días la atleta portuguesa Patricia Mamona, tiene tras de sí una auténtica historia de superación. Una medalla de oro que consiguió por tan solo un centímetro, ante la vigente campeona, la española Ana Peleteiro, con récord luso incluido (14,53), y que llegó pocos días después de que la principal protagonista sufriera en sus propias carnes los efectos del coronavirus.

Campeona continental al aire libre en 2016 y sexta en los Juegos de Río de Janeiro de ese mismo año, Mamona se infectó de la Covid-19 un mes y una semana antes de tomar parte en la cita de la ciudad polaca de Torun. "Me afectó mucho a la parte muscular y pensé que mi temporada de invierno había terminado. Cancelé muchas pruebas y como es obvio estaba muy baja muscularmente. Creía que no podría recuperar la forma en poco tiempo", explica. Pudo probarse en los campeonatos de Portugal, saltando por encima de los 14 metros, pero los dolores le aparecieron después en la espalda, lo que le mantuvo casi una semana parada. Consiguió llegar a tiempo al Meeting Villa de Madrid, la última prueba para hacerse con la mínima para el Europeo que exigía su federación, y logró el billete, pero a punto estuvo de no poder coger al avión rumbo a Polonia.

"Mis test de Covid no daban negativo, daban no concluyentes, lo que me impedía viajar, algo que me causó mucho estrés porque hasta el último test que hice con el resto de la selección fui la única con ese resultado", declara la atleta lusa. "Esto fue un sábado y teníamos que coger el avión a Polonia el martes. Estaba muy triste y el domingo por la mañana buscamos alguna clínica para hacer de nuevo el test. Encontramos una que abría a las 8.30 de la mañana. Las siguientes nueve horas de espera fueron muy estresantes, pero cuando vi que había dado negativo fue todo un alivio", asegura.

Allí en Torun también obtuvo ese mismo resultado. En los primeros entrenamientos Mamona comprobó que podía optar a un buen resultado. "En la final tenía que darlo todo. Fue una competición muy reñida, emocionante, y por un centímetro conseguí el oro. Hubo muchos nervios. Fue una explosión de emociones". Como asegura la propia deportista, esto pone de manifiesto la enorme "capacidad de sufrimiento prolongado" que tienen, como si estuvieran hechos de otra pasta. En su caso, su recuperación fue más que sorprendente, pasando de sentir un fuerte dolor y cansancio en todo su cuerpo, a proclamarse reina de Europa con tan solo un mes de diferencia.

Con 32 años la portuguesa piensa ya en las Olimpiadas de este verano en Tokio. "Mi confianza está mucho más elevada, estoy muy entusiasmada y sé que tengo que trabajar mucho. Espero competir desde ahora y hasta la fecha a un alto nivel y contra las mejores atletas para preparar los Juegos y llegar en mi mejor forma". Su objetivo no es otro que mejorar el sexto puesto de Río de Janeiro, donde se quedó a 10 centímetros de la medalla, y cumplir su sueño de subirse al podio. 

La atleta, que forma parte del Sporting de Portugal, tiene raíces angoleñas. Debido a su color de piel sufrió un acto de racismo en 2018 que no dudó en denunciar y hacerlo público, al serle negada la entrada en una discoteca de Lisboa. "Fue una lección que aprendí. No puedes decir que no existe racismo, pero tengo que lograr anular aquello que es negativo. Yo no escogí la manera en que nací, pero elijo aquello que quiero ser y hacer, y ese es el mensaje que damos los atletas cuando competimos".