La lesión de última hora de Cristina Espejo hizo saltar las alarmas en el BM Bilbao de cara a la Copa de Europa de cross por clubes que se disputaba el pasado domingo en Portugal. Tuvieron que reaccionar rápido para que sus opciones se mantuvieran ... intactas con un margen de maniobra escaso. Llamaron a Kaoutar Boulaid para sustituirla, pero la marroquí se encontraba en su país de origen con el pasaporte caducado porque estaba visitando a su familia. «Mi madre está enferma y suelo pasar temporadas allí con ella para cuidarla», explicó.
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Tras recibir la llamada del club entre semana comenzó su particular odisea para tratar de alcanzar la línea de salida en la localidad lusa de Albufeira. «El jueves estuve en la oficina para tratar de agilizar los trámites del pasaporte pero allí tardan bastante más que en España. Tuvieron que mandarme la documentación necesaria para conseguir uno de urgencia y pude lograrlo», relató.
El viernes ya lo tenía junto a un billete de avión para su viaje a tierras lusas, por lo que salió el pueblo donde reside su familia –Imouzzer– para llegar a Casablanca donde tuvo que hacer noche en un hotel. A la mañana siguiente voló hasta Faro y posteriormente tuvo que desplazarse en coche hasta la localidad en la que se celebraba la prueba. «Fue una paliza importante a la que hay que añadir los nervios que tuve que pasar para alcanzar el destino. Pero pude conseguirlo por todas las facilidades que me pusieron desde la entidad de Santutxu», manifestó.
Aunque los días previos no habían sido los más confortables para la preparación tanto física como psicológica de una carrera de semejante calibre, Kaoutar fue una de las piezas clave en la consecución del tercer cajón del podio por parte de la escuadra de la capital vizcaína. «Tuve buenas sensaciones en el transcurso de la prueba, aunque llevaba ocho años sin participar en un cross», destacó. El circuito, que superaba los nueve kilómetros y tenía un trazado con altibajos, se le hizo duro, pero fue la segunda atleta del BM Bilbao en cruzar la línea de meta por detrás de Carolina Robles y undécima en la general, «en una cita en la que había mucho nivel», subrayó. Laura Prego, decimosexta, logró los últimos puntos que les permitieron cosechar el bronce.
La marroquí es especialista en las distancias largas. De hecho, en 2018 ganó la maratón de Sevilla con una marca de 2 horas y 25 minutos. Luego llegó su odisea por una fascitis plantar que la tuvo en el dique seco cinco años. Tuvo que superar dos operaciones para erradicarla, y en la segunda salió bien «después de muchos tratamientos».
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En su primera temporada en la escuadra vizcaína ya ha dejado su impronta. «Estoy muy contenta en el club porque me tratan muy bien. Trabajan de forma muy profesional y me ayudan mucho. Por ellos también me hizo mucha ilusión la medalla conseguida en la Copa de Europa de Portugal», señaló.
Tras dejar atrás los problemas físicos, la marroquí se ha vuelto a sentir atleta. «Estoy de vuelta». A estas alturas del año tiene la preparación muy avanzada porque en su horizonte más cercano está la maratón de Barcelona, el día 10 de marzo, donde quiere conseguir una buena marca. «A ver si logro estar en el podio otra vez», recalcó.
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Llegará con los deberes hechos, como los hizo en Portugal. Superó una maratón de dificultades para poder correr junto a sus compañeras la Copa de Europa de cross, «pero el esfuerzo que tuve que hacer mereció la pena», concluyó.
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