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«No corro presionada por hacer lo que todos esperan», declaró hace un año Allyson Felix, justo cuando confesó que había dado a luz a una niña, a sus 33 años. La gran velocista americana cumplió su deseo de ser madre, y también el de volver a las pistas a golpe de nuevas medallas. Este pasado domingo sumó su decimotercera de oro en un Mundial, una cifra que alcanzó sin saltar a la pista, gracias a sus compañeras del 4x400 metros femenino al que llevó a la final el día anterior.
Esto le hizo elevar su récord personal en esta competición, en la que ya ha conseguido colgarse un total de dieciocho preseas, lo nunca visto. El pasado domingo 30 de septiembre, en la prueba de relevos mixtos, logró superar la barrera de Usain Bolt, el atleta que hasta ese momento se había colgado más oros en todas sus participaciones en una cita mundial (once). Ahora Felix ya lleva trece, cuatro de ellos en pruebas individuales: tres en los 200 metros y uno en los 400.
En Doha se la ha podido ver acompañada por su pequeña Camryn, con la que ha posado, luciendo su precioso bebé una camiseta en la que se podía leer 'Futura olímpica'. Quizás siga sus pasos, pero lo cierto es que no le será muy sencillo poder mejorarlos. Y eso que su madre no lo ha tenido nada fácil a lo largo de su carrera. La última barrera que ha superado con éxito fue su complicado parto, en el que necesitó ser intervenida con una cesárea de urgencia, con 32 semanas de gestación, pasando largos y angustiosos días en el hospital pegada a la incubadora.
Getting Cammy use to this track life! pic.twitter.com/Q8sJMeQ2ng
— Allyson Felix (@allysonfelix) October 3, 2019
Después de entrenar tan solo durante cuatro meses, ayudó al equipo femenino de relevos a lograr la plaza precisamente para el Mundial en el que ha agrandado aún más su leyenda. Poseedora de seis oros olímpicos, se llevó un mal trago cuando le comunicó a su marca deportiva, Nike, con la que llevaba ligada desde su juventud, que estaba embarazada. La respuesta de su principal patrocinador fue clara, 'cobrarás un 70% menos'. Felix aceptó, pero con una condición, que le ofrecieran garantías si su rendimiento después de ser madre no era el esperado. Fue entonces cuando la multinacional se negó, y ella terminó denunciando su caso y haciéndolo público. "Es un ejemplo de una industria deportiva donde las reglas están hechas mayoritariamente por hombres". Poco después la marca reculó, introduciendo cláusulas de respeto del contrato durante el embarazo.
Allyson Felix se rebeló, convirtiéndose en toda una inspiración para otras atletas que se plantean la maternidad pero sienten miedo e incertidumbre pensando en su futuro, creyendo que todas sus aspiraciones deportivas acabarán en el mismo momento en el que una nueva vida empiece a tomar forma dentro de su ser. "Soy una madre y no puedo callarme más por mí y por todas las mujeres que vengan detrás", declaró hace unos meses la norteamericana. Ahora piensa ya en sus quintos Juegos Olímpicos, junto a su pequeña Camryn.
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