«Hay que ponerse objetivos en lo que controlas»

– Nadie estaba preparado para un confinamiento como el que hemos vivido y menos un deportista por su ritmo de vida.

– Sí, y lo han vivido muy mal, sobre todo, en sus rutinas diarias. Hago distinción entre los profesionales y los que no lo son. Estos últimos han tenido que adaptarse, pero quizás sus prioridades son otras, sus estudios o trabajos. Pero los primeros, se han tenido que adaptar, de repente, a una situación totalmente distinta, sin material, sin entrenamientos preparados para afrontar la situación, sin saber qué va a pasar con la competición. El ajuste mental ha sido complicado.

– ¿Qué herramientas son las idóneas para manejar la ansiedad que genera esta situación?

– Con los deportistas que ya tenían herramientas mentales con las que ya trabajábamos, es decir, visualización, relajación o concentración, lo que hemos hecho es mantenerlas. Recordar cosas que hemos ido haciendo de cara a competiciones y traerlas para afrontar esta situación. El primer shock fue centrarnos en lo que no podíamos hacer, no salir a la calle, no poder entrenar... Lo que les he propuesto es focalizar en lo que sí podían hacer. Es decir, no podían ir a correr, pero se podía visualizar una salida de carrera, o los virajes en piscina. Mantener lo aprendido y ser conscientes de que no están perdiendo a nivel físico ni mental les ha dado cierta seguridad.

– En el caso de los deportistas olímpicos, ¿cómo han vivido todo el proceso?

– Primero sintieron rabia porque una vez que consigues una mínima o tienes una seguridad de que tienes cerca el objetivo, en este caso Tokio, que es tu sueño, es lógico registrar como primera emoción la rabia. Lo siguiente es tristeza. Pero cuando se tomó la decisión de aplazar los juegos a 2021 es cuando le dieron la vuelta. Haces la aceptación y ya puedes planificar.

– Esta fase de desescalada, ¿desequilibra o ayuda al deportista?

– Ellos, en un primer momento, han sentido euforia, con la lógica alegría de poder salir a la calle y más en sus casos, acostumbrados a una actividad física superior a la del resto de personas. Después, ya con algo más de perspectiva, se han dado cuenta de que no es una vuelta real. No es abrir y cerrar los ojos y de repente encontrarte como antes del 13 de marzo. Están realizando mucha gestión emocional. De la alegría a la tristeza, cuando la realidad es que solo puedes salir unas horas. Y en deportistas individuales, digamos que es algo más fácil. Pero, ¿qué sucede con los deportes de equipo?

– ¿Es posible gestionar esa incertidumbre?

– Es muy difícil trabajar sin objetivos para un deportista. Es decir, decirle que siga entrenando porque esto volverá no es válido. Hay que buscar otros objetivos, como mantener el contacto con compañeros u otras cosas pequeñas que sirvan de aliciente. Es la única manera de gestionar la incertidumbre, ponerte los objetivos en lo que realmente controlas. Es inútil pensar en lo que ocurrirá en septiembre, porque nadie lo sabe.

– ¿Se podrán extraer conclusiones positivas en un futuro de esta pandemia?

– Yo valoro ahora más una llamada de alguien que no me esperaba. Dar valor a las cosas humanas que antes igual pasabas por alto será nuestro gran aprendizaje para la vida.