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M.Vargas
Sábado, 24 de noviembre 2018
Nada más nacer, a Blanca Ruiz le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad degenerativa que afecta principalmente a los pulmones y al sistema digestivo. Durante buena parte de su juventud su sueño era conseguir un trasplante. «Mientras mis amigos hacían planes para comprarse una casa o ... tener familia, yo pensaba en sobrevivir».
En 2010 llegó su oportunidad y se sometió a un doble trasplante de pulmón en Valencia. Cuando recibió el alta y regresó a su domicilio en Santander, lo primero que hizo fue apuntarse a un club de montaña y a un gimnasio. A partir de este momento, Blanca se planteó un objetivo: coronar una cima importante. «Era un reto personal para probarme si podía subir tras el trasplante». Su amigo Patxi Irigoyen, también trasplantado, le propuso ir a Pirineos, e intentar la ascensión a su pico más alto, el Aneto, de 3.404 metros.
Gracias a la campaña Persigue tu sueño, supera los obstáculos, de Bridgestone, pero sobre todo a su tesón, Blanca Ruiz coronó el 12 de julio la cima del Aneto en una expedición de 13 horas desde el refugio de la Renclusa. «Subir a esta montaña ha sido muy importante a nivel personal, pero además ha servido para dar visibilidad a la enfermedad y difusión a los trasplantes, ya que gracias a los donantes volvemos a vivir», añade Blanca.
Durante estos días se celebra la Semana Europea de la Fibrosis Quística y Blanca, que preside la Federación Española de los afectados por esta enfermedad, insiste en cómo el deporte es una terapia muy recomendada para sobrellevarla. «Yo lo practico a diario. Entreno la fuerza, que es fundamental contra la pérdida de musculatura, también nado porque favorece la capacidad pulmonar y los fines de semana voy a la montaña a trabajar la pendiente».
Con este entrenamiento quiere evitar volver a la situación en la que se encontraba antes del doble trasplante de pulmón. «Tenía un 18 por ciento de capacidad pulmonar e ir de la cama al sofá me suponía más esfuerzo que el haber subido ahora al Aneto». Por ello, desde la federación que preside, Blanca impulsa la campaña Donantes de ganas. «No podemos donar nuestros órganos, pero sí las ganas de vivir, de hacer una vida sana y combatir el sedentarismo».
De hecho, una de las actividades que ha recuperado Blanca y que más feliz le hace es reír. «He estado tanto tiempo evitándolo porque no podía hacerlo a gusto, que ahora es una satisfacción reírme a carcajada limpia»
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