«Queremos que el rugby femenino coja fuerza»

Después de un año entero entrenando y esperando la oportunidad de mostrarse ante sus rivales con un equipo muy joven y con los cimientos aún por construirse, enero fue el mes que dio el pistoletazo de salida para el Gaztedi. «Ha sido una temporada extraña, hemos competido entre cuatro equipos, con partidos de ida y vuelta, y la verdad es que estamos satisfechas con todo lo conseguido porque, a pesar de no haber conseguido resultados muy positivos, las nuevas compañeras se han consolidado en la plantilla y han sumado». Es éste un punto que la capitana recalca en varias ocasiones, dado que es la fórmula idónea para darle continuidad a lo que puede venir a partir de la próxima temporada.

Hasta 39 jugadoras han formado parte del Gaztedi, ocho de ellas sin tener previo contacto con el rugby hasta dar sus primeros pasos en el equipo. La tarea no fue sencilla, pero las ganas de aprender y el buen hacer, tanto de los técnicos como del resto de jugadoras, ayudó a que todas ellas terminaran la temporada «con una dinámica de juego ideal». A su juicio, la aportación de las nuevas incorporaciones «ha ido a más», vivo reflejo de lo que fue el ultimo partido de la competición, ante el Bera Bera, líder de grupo durante buena parte del año. El duelo ante las donostiarras dejó buenas sensaciones en el equipo de Imanol Cruz y Kepa Ancín. A pesar de la derrota (17-10), Miren Bengoa deja claro que «el juego del equipo fue bueno y notamos que la base de la plantilla cada vez es más sólida, nuestra apuesta es que consigamos sacar provecho de los puntos fuertes de esta plantilla, queremos dar ese paso hacia adelante».

Con el reclutamiento de ocho nuevas jugadoras, el Gaztedi Neskak puso punto final a la temporada con el entrenamiento del viernes. Diez meses que han servido para reforzar un bloque que esperan que dé sus frutos a partir de la siguiente campaña, aunque por ahora, tanto Bengoa como el propio Gaztedi no se ponen ningún objetivo concreto, únicamente el de seguir creciendo hasta ser competitivas ante cualquier rival al que se midan. «Llevamos unos cuantos años en construcción y hay algunas jugadoras que lo han tenido que dejar. Lo que buscamos es conseguir un equilibrio que nos permita ganar a ciertos equipos que ya demuestran un nivel competitivo y que esta temporada nos han puesto las cosas difíciles», afirma la capitana.

La plantilla está implicada en que los números mejoren, pero también en hacer que el rugby femenino coja fuerza tanto en la ciudad como en el País Vasco. Un claro ejemplo de los pasos que tienen que dar se ve en el equipo masculino después de finalizar en cuarta posición en la División de Honor B, plantando cara hasta el final ante clubes como Gernika o Hernani. El propósito no es otro que el de seguir los mismos pasos y dejar grabado su nombre en el territorio y en el País Vasco. «El rugby femenino ha cogido mucha fuerza a raíz de los Juegos Olímpicos, por un lado, y del Mundial, por otro lado. Nosotras debemos dar pasos poco a poco, conseguir objetivos deportivos. Si lo logramos, tendremos nuestra propia marca y todo irá de la mano».

Todo ello, eso sí, siguiendo los valores de un deporte de unión, de compañerismo, de mucho respeto y de lealtad. Sin ello, como dice la jugadora de Otxandio, «es imposible que un equipo pueda destacar, todo éxito se consigue en base al juego colectivo, no individual».