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M.VARGAS
Sábado, 3 de noviembre 2018, 00:33
El Vialki Udapa, el equipo femenino del club vitoriano Lankide Voley afronta este año una nueva etapa en la Primera Nacional del voleibol femenino. Una categoría exigente para un conjunto muy joven en el que destaca su capitana: Geraldine Balbín.
A sus 31 ... años, admite ya que es una veterana en el club, pero su papel es indispensable para unir a una plantilla cuya media de edad no supera la veintena. De hecho, aunque se plantea dejar paso a nuevas chicas, el entrenador Sergio Goméz de Segura la convenció para continuar en una categoría donde se necesita aportar seguridad y experiencia.
Geraldine llegó a Vitoria con 18 años, una edad complicada para comenzar a desenvolverse en otro país. En Lima (Perú) su ciudad natal dejó amigos y sobre todo su equipo de siempre. «Desde pequeñita he practicado el voleibol. El deporte me ha permitido adquirir disciplina, centrarme al 100% y evitar otras distracciones poco recomendables», admite. En Vitoria comenzó a estudiar integración social, pero su verdadera obsesión era encontrar un equipo con el que retomar la práctica. «Un día vi desde el autobús un cartel de un partido en Aranalde y me bajé en la siguiente parada, aunque no era la mía, para regresar a leerlo y conocer todos los detalles». Fue a ese partido y ahí comenzó su vinculación con el CDU Lankide.
Pronto, Geraldine demostró su técnica, adquirida desde los 8 años, y se hizo un hueco en un equipo que el año pasado consiguió el ascenso a la categoría de bronce del voleibol nacional. En estos 13 años, la capitana ha pasado por diferentes etapas, incluso ha sido madre. «Estuve jugando embarazada de 4 meses, pero luego paré. Me recuperé muy bien e incluso le daba el pecho a mi hijo Joao en la misma grada, cuando finalizaba el partido», recuerda.
A día de hoy, Geraldine Balbín tiene que conciliar su vida familiar con su trabajo en un local de hostelería de Vitoria y su equipo de voleibol. «Es indispensable la implicación de mi jefe y de mi entrenador. Si no, sería muy complicado».
Por esta madurez que transmite, Geraldine se ha ganado merecidamente su puesto de capitana. Y aunque no lo demuestre con su voz y su mirada «en los partidos me transformo. Tengo mucho carácter». Pero, precisamente es esta actitud la que se le requiere para contagiar de confianza al resto de las chicas. «Una capitana no se puede venir abajo nunca, no puede tirar la toalla». Y eso a pesar que, de los cuatro partidos jugados por el Vialki Udapa en esta temporada, solo en uno se ha conseguido la victoria. «Necesitamos creernos que estamos en esta categoría, falta confianza y experiencia, pero tenemos potencial», advierte Geraldine.
La ambición no se debe perder nunca en el deporte, según esta capitana. «Yo siempre aspiro a más, mi sueño es ir subiendo y creo que podemos dar la talla para estar más arriba en la clasificación», admite en vísperas de un nuevo desplazamiento a Madrid para medirse el domingo frente al Mintonette CV Pozuelo.
Con la cabeza puesta en ir dejando paso a otras jóvenes, Geraldine Balbín anima a las niñas a aproximarse al voleibol desde pequeñas. «Es muy importante coger la táctica adecuada desde el principio». Y sin desdeñar otros deportes, aconseja probarlo. «A mí, desde luego, el voleibol me lo ha dado todo, incluso a mi pareja».
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