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Si hay algo que caracteriza al Gaztedi Rugby Taldea es saber tener paciencia. «Zamora no se ganó en una hora», reza el dicho popular. A fuego lento y con pausa, hace tres años el director técnico Kepa Ancín y el entrenador Imanol Ruiz activaron un ... proyecto de rugby femenino con la incertidumbre de no saber hasta dónde llegaría. Se inició con apenas 17 chicas, algunas de la escuela, otras recién llegadas al deporte del balón oval. Por delante, infinitas sesiones de entrenamiento y el objetivo de mantener viva esta llama. Nadie se imaginaba que este temporada todo ese trabajo traería un fruto tan sabroso como un campeonato de liga. Las chicas del Gaztedi lo acarician. Mañana podrían cantar el alirón en Hernani si vencen a las guipuzcoanas y logran un bonus, es decir, hacer cuatro o más ensayos en el partido. Si esto último se tuerce, les valdría con rematar en Vitoria el día 2 ante el Uni Bilbao.
¿Qué ha ocurrido para estar a un paso de hacer historia en el rugby vasco? «Es un éxito humano. Hemos logrado una cohesión del grupo espectacular. Las 31 chicas están implicadas y eso se nota», apunta el técnico vitoriano. El retorno de jugadoras experimentadas como Garazi Iturrieta, Ilargi o Leire Ruiz ha dado consistencia a un grupo que no supera los 20 años de media. Zaloa es la mayor, con 31, y la más joven, June Sánchez, tiene 16. Como conexión necesaria, las dos capitanas cumplen a la perfección, con el tercer tiempo como mejor herramienta para crear «una segunda familia».
Atziber Otxoa de Alda tiene 22 años. Es una niña de la escuela y compañera de la internacional Anne Fernández de Corres en edades más tempranas. Considera que «el cambio radica este año en los entrenamientos más técnicos. Eso ha supuesto una mejora en el equipo». «Eso y la piña que somos», subraya. Entre una sonrisa tímida y prudente reconoce que «esta semana no dejamos de pensar en lo que podría ser subir de categoría. Pero primero hay que ganar la liga» afirma.
Con el título en la mano, el siguiente paso sería disputar esa fase de ascenso a División de Honor B, en un grupo único de ocho equipos campeones de sus correspondientes competiciones territoriales. La vasca se compone de seis. «Estamos en una fase de crecimiento del rugby femenino vasco» reconoce Ruiz. Además de las vitorianas, Hernani, Bera Bera, Ordizia, La Única y Uni Bilbao completan esta liga. «Está siendo muy igualada. Hasta nosotras estamos sorprendidas del rendimiento. Estar entre 18 y 20 jugadoras en los entrenamientos nos ha ayudado a mejorar. La gente tiene más compromiso y todo va de la mano», comenta Leire Segundo, la otra capitana que lleva más de media vida vinculada a este deporte que «es mi válvula de evasión. El rugby es mi psicólogo particular» confiesa con gracia mientras reconoce que prefiere afrontar el partido ante el Hernani, «como uno más».
Hace un mes que aterrizaron en Vitoria procedentes de un centro de alto rendimiento en Sudáfrica, donde el rugby es religión. Un mismo deporte con lecturas diferentes. «En España el rugby es más de contacto, son chicas más fuertes y en nuestro país se busca más la evasión y el cambio de pie para avanzar», comentan.
Zandile Masuku tiene 23 años y es zaguero. Su alegría ya ha conquistado al vestuario. «Estoy feliz, pero vaya frío que tenéis por Vitoria». Marlene Adams juega en la demarcación de tres cuartos o back. Tiene 29 años y aporta fortaleza. Han venido a ayudar.
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