Mónica Biain corre de noche por un parque del barrio vitoriano de Lakuabizkarra. Igor Marín
Running femenino

Correr con miedo

Evitan la noche, algunas han renunciado a correr solas y hasta confiesan que portan un espray de pimienta para sentirse seguras. Hay más casos como el que sufrió Elena Loyo

¿Puede una mujer salir a correr sola, de noche, sin temor, tras lo ocurrido a la atleta Elena Loyo en Álava? Muchas lo hacen. Pero otras muchas, no. Tienen que renunciar a practicar su afición si no es en compañía bien porque ... han sufrido «miedo, sustos, persecución» en alguna ocasión o bien porque saben que les ha pasado a otras mujeres. Tanto es así, que algunas confiesan que el cajón donde guardan la ropa de 'running' también tiene espacio para un espray de pimienta. «He tenido sustos y lo llevo para sentirme más segura», señala Nagore Grande, una de las corredoras vitorianas con las que EL CORREO ha hablado esta semana.

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La fondista alavesa fue objeto de una persecución el pasado sábado mientras entrenaba por Murguía. Lo denunció en redes sociales, la prensa se hizo eco y el caso saltó a la actualidad nacional. Ella logró escapar, pero otras que no se sienten con la capacidad física sufiente para hacerlo en caso de necesidad, optan por medidas de prevención como la que apunta Grande. «Corro siempre sola, habitualmente por zonas de Ibaiondo, Gamarra o Estíbaliz. En Vitoria ya he tenido algunos sustos y hay lugares por los que no me siento segura», confiesa. Han sido esas experiencias desagradables provocadas por desconocidos las que le han llevado a tomar una medida que también practica su hermana: «Llevamos un espray por si acaso. Yo así me siento más segura».

«En Vitoria ya he tenido algunos sustos; a veces llevo conmigo un espray de pimienta por si acaso»

Nagore Grande

Durante la conversación cita algunos caminos por los que le gustaría correr pero que evita por temor a un ataque: Armentia, el bosque de Zabalgana o las pistas cercanas al pueblo de Otazu. «Tenemos casa ahí y hay unos recorridos súper chulos que solemos hacer con los niños. Me da rabia no poder salir por allí porque tengo miedo. Mi familia me recomienda que no lo haga», señala. Tampoco entrena de noche ni a primera hora de la mañana y para sentirse más segura siempre envía a alguien su ubicación por whatsapp.

«Hay conductores que se ponen a tu altura, bajan la ventanilla y te sueltan cualquier cosa»

MaríaSánchez

Ese mismo sentimiento de desprotección comparte Iratxe Damborenea, aunque matiza: «Es la misma sensación que tengo cuando regreso a casa sola de noche, no es exclusiva de cuando salgo a correr». Ella también evita lugares como el bosque de Armentia cuando entrena sin compañía y reconoce que hay bastantes zonas en las que falta iluminación. «En Vitoria existen muchos sitios con poca iluminación, algo que también sufren los peatones», señala Iratxe, que forma parte de uno de los grupos de 'running' de Martín Fiz. «Este verano he llegado a prepararme para salir a primera hora a correr, llegar al portal, pensármelo mejor y darme media vuelta», confiesa.

«No tengo miedo a salir a correr sola; si ha de pasarte algo malo, puede ocurrir en cualquier momento»

Mónica biain

En el caso de la joven María Sánchez, los episodios continuados de acoso callejero mientras corría han hecho que ya nunca salga sola. «Me pasaba a cualquier hora del día y con gente de todo tipo», narra. Siempre hombres. «Los coches reducen la velocidad y se ponen a tu altura durante varios metros, muchas veces bajan la ventanilla y te dicen cualquier cosa. Igual no te van a hacer nada o igual te quieren meter dentro, nunca sabes. El sentimiento es de miedo y también de rabia», dice esta deportista de 25 años.

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Armentia, punto negro

Por su experiencia señala como punto negro la zona de Armentia, detrás de la figura del Santo y la parte del bosque. «Una vez veía cómo se me acercaba una moto cuando corría y estaba asustadísima, en realidad el conductor sólo quería hacerme una pregunta pero las chicas vivimos con esa sensación de inseguridad. Si me viera en peligro no sé cómo reaccionaría, lo mismo me quedo paralizada o me pego el sprint de mi vida», reflexiona María, que ahora solo corre en grupo o acompañada por su padre. «Cuando voy con él nunca me ha pasado nada».

«Una vez me siguieron unos tíos; me vi tan indefensa que ya no me gusta salir sola»

Cristina etxebarria

Mónica Biain lleva años practicando 'running' y en su caso nunca ha vivido una situación que le haya llevado a sentir temor. «No tengo miedo a salir a correr sola porque creo que algo malo te puede pasar en cualquier momento», explica. En su caso, teme más a los perros sueltos y a la falta de iluminación. «Hay zonas como el Prado o la Zumaquera que están oscurísimas».

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Suscribe sus palabras Toñi Fernández, su compañera en el grupo del club de atletismo La Blanca. «En Vitoria falta iluminación. Yo suelo correr sola y voy con cascos -algo que está mal porque no escuchas-, pero nunca he tenido esa sensación de inseguridad», discurre Toñi. «Yo tampoco salgo sola, pero es porque me aburro, no por miedo», tercia Elena Aparicio. Bien diferente es el testimonio de Cristina Etxebarria, que hace un par de años sufrió una mala experiencia mientras corría por una de las muchas vías verdes que rodean la ciudad. «Me empezaron a seguir unos tíos diciendo barbaridades, creo que pocas veces lo he pasado tan mal. Me vi tan indefensa que ya no tengo valor para ir a entrenar sola si no es dentro de la ciudad».

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