En la localidad irlandesa de Letterkenny, Badaiotz volvió a escribir su nombre con letras de oro. En el peso inesperado, el grande, a 21 kilos de llegar a los 540, las alavesas supieron «sufrir y vaciarse» para ir creciendo en su debut mundialista, calibrar ... fuerzas en una liguilla inicial donde acabaron segundas, superar el escollo de semifinales ante Gaztedi y vencer a las actuales campeonas Beti Gazte en una final donde todos los astros se alinearon.
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«Estamos felices y satisfechas. Hemos hecho un enorme trabajo. Ha sido una gran sorpresa porque íbamos con dudas en este peso, y en la báscula hemos dado 519 kilos. En la liguilla habíamos perdido contra Beti Gazte y eso nos generaba alguna duda de cara a la final, pero hemos sido superiores en la tirada» explicaba desde tierras irlandesas Ruth Linaza, una de las integrantes del club alavés. Junto con Ruth Cayero, Susana Sánchez, Arrate Chillón, Garbiñe López de Uralde, Jone Elorza, Maider Etxezabal, Lorea Rojo, Sonia Archeli, Marta Varela y el entrenador Ion Lapazaran, han vuelto a subir a los más alto de un podio, curiosamente el primer oro en este peso de 540, tras los tres logrados en 480, uno en 500 kilos y otros dos en 520 en 2002 y 2004 en Cork (Irlanda) y Glasgow (Escocia), los pesos grandes de aquellas ediciones.
A pesar del favoritismo de China Taipei, el dominio vasco fue devastador, con solo un equipo holandés, Monnickendam metido en semifinales. Con Badaiotz primero, Beti Gazte segundo y Gaztedi tercero, la delegación vasca, compuesta por 10 clubes, 39 equipos y 170 deportistas (105 hombres y 65 mujeres), empieza a sumar en un Mundial que puede consagrar a Euskadi como potencia mundial por clubes.
Badaiotz compite este viernes en el peso pequeño de 500 kilos, donde tenían puestas todas sus opciones de medalla. Será a partir de las 14:00 horas en la goma del Aura Arena. El domingo a las 14:00 horas se pondrán la camiseta tricolor para representar a Basque Country, también en los 500 kilos, donde vienen de proclamarse campeonas de Euskal Herria.
En la maleta de cada una de las tiradoras, viajaron ocho pares de zapatillas. Cada una está recauchutada para mejorar el agarre. Es una herramienta de trabajo fundamental. Reforzar cada par cuesta aproximadamente 10 euros. Una fábrica en Elizondo se encarga de preparar este material. En cada tirada, se desgasta un par. Otra preocupación es dosificar y organizar el calzado para poder competir en las mejores condiciones. Existen modelos especializados que se empezaron a comercializar en China Taipei. El precio del par puede ascender a los 200 euros. Algo inviable para la economía de guerra que maneja el club alavés.
Podría parecer que representar a la selección vasca debería reportar alguna recompensa, pero nada más lejos de la realidad. Ni siquiera el chándal o la camiseta es de su propiedad. La ropa de la tricolor «se guarda en consigna para usos futuros». La Federación vasca de Herri Kirolak ni siquiera paga el viaje a sus deportistas. «No recibimos nada. El viaje nos lo pagamos como club. Como campeonas de Euskal Herria en el peso pequeño, somos representantes como selección, pero sin ningún privilegio», detalla Ruth Linaza, que reivindica «una partida como ayuda para gastos como representantes de Basque Country». Linaza, como el resto de sus compañeras, compatibiliza deporte con su trabajo de educadora infantil. Perderá días de trabajo que se los descontarán. Otras han logrado cambiar días con compañeras o pedir parte de vacaciones. «Sin la ayuda de nuestros entornos familiares, esto no sería posible», reconoce.
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