«El ajedrez es un deporte que no tiene edad»

- ¿Cómo empezó su afición por el ajedrez?

- Todo viene de mi marido. Cuando éramos novios en Santander, Jesús, que estaba en el club Torres Blancas, era el que jugaba al ajedrez y me llevaba cuando disputaba partidas. Con 25 años aprendí a jugar, después cuando me casé y tuve nueve hijos, lo dejé para dedicarme a la familia. Ya en 1977 jugué mi primera competición y gané el campeonato femenino de Burgos, lo que me abrió las puertas para disputar el campeonato de España en Zamora.

- Una familia con varios de sus hijos también herederos del juego que les inculcó el padre.

- Es verdad. Sobre todo, mi hija Anabel, que en su primer campeonato escolar de Álava quedó campeona y mi hijo Óscar, que empezó a jugar con cuatro años. Fue un niño prodigio. Recuerdo una anécdota de él. Siendo muy pequeño, mientras observaba una partida, le indicó a su padre un jaque mate a cinco movimientos vista. Tenía una capacidad extraordinaria sin haber cumplido los cinco años.

- Nacida en Santander pero afincada en Vitoria desde hace medio siglo, su club de referencia es el Buztinzuri.

- Sí. Con él empezamos a llevar a los niños para que aprendieran. Yo no podía jugar porque tenía que atender a todos mis hijos, pero cuando se hicieron mayores, lo retomé ya con cerca de 40 años. Y desde entonces ya no lo dejé. Mis hijos no pueden decir lo mismo porque mientras que yo he perseverado y sigo en activo jugando y compitiendo, ellos lo dejaron.

- Es tan perseverante que ha logrado con más de 70 años dos campeonatos de Álava. ¿El ajedrez tiene edad?

- Bueno, en mi caso ya ves que no hay edad (risas). A mí me da la vida. Fíjate que con la pandemia dejamos de jugar y competir y para mí fue como cortarme las alas. En 2012 gané el campeonato de Álava y repetí en 2015 ya con 79 años. Me gusta competir. También fui la primera clasificada en el décimo Open Internacional de Vitoria en 2018. En este deporte no hay edad.

- ¿Qué tiene el ajedrez que engancha de esta manera?

- Te diría que es una forma de vida. En mi casa lo hemos vivido intensamente durante muchos años. Con mi marido, mis hijos... Lo es todo. No tengo otra afición. Siempre estás en un constante aprendizaje. De hecho, voy a clases para seguir mejorando.

- ¿Existe una explosión de mujeres en la élite?

- Por supuesto, hay grandes ajedrecistas. El ejemplo más claro es el de Judit Polgár, ya retirada, considerada la mejor de la historia. Una gran maestra que jugaba de maravilla y que ahora, como gran embajadora que es, fomenta todos los valores que tiene el ajedrez.

- ¿Ha cambiado mucho este deporte en los últimos tiempos?

- Con las partidas rápidas se desaprende bastante. Lo mismo te dura un minuto que cinco. Hay que correr y no piensas.

- ¿La tecnología le ha ayudado?

- Hay que adaptarse a los nuevos tiempos que corren. A un ordenador es imposible ganarle. Yo prefiero el contacto directo, cercano, con personas, pero en esta pandemia he jugado mucho con el teléfono móvil. No me ha quedado otro remedio.

- Deporte inclusivo y terapéutico ¿Todo son ventajas?

- No hay distinción de sexos en el ajedrez. Además, fomenta la memoria y sirve también como terapia para personas con problemas. Lo tiene todo.