La vitoriana Teresa Gorospe se retira de la gimnasia por todo lo alto

En su último ejercicio de suelo, optó por la versión de 'Mía' de Chiara, concursante de la última edición de su querido Operación Triunfo, introdujo pasos de sus primeras actuaciones representando al Beti Aurrera y vistió un maillot de su inseparable Salma Solaun. Su «hermanita» y amiga del alma. «La persona más especial que me ha dado este deporte», agradeció entre lágrimas en el acto de despedida. Su baile conmovió a los presentes casi tanto como sus palabras de adiós a trece años de gimnasia, deporte sacrificado donde los haya. Ahora tratará de dedicarse a la medicina. «Quiero ser pediatra», afirmaba en una entrevista en este periódico al poco de iniciar los estudios mientras compaginados con largas horas de entrenamientos.

Inconformista, enérgica y siempre optimista, su última salida del tapiz fue de lo más emotiva. Primero recibió un homenaje de la Federación Española. El presidente, Jesús Carballo, le entregó un cuadro con su nombre, tres imágenes suyas superpuestas, todas con su perenne sonrisa y la palabra 'gracias'. Tras unos primeros aplausos, fue el turno de coger el micrófono.

Con el corazón en el puño, lanzó un discurso que salió de dentro, acordándose de todas sus excompañeras del equipo Beti Aurrera y de su inestimable entrenadora Marga Armas. También del resto de ayudantes técnicos que ha tenido en los últimos años en Madrid y el resto de entrenadoras. «Gracias a todo el mundo que me ha apoyado. A quien ha seguido mi camino, que ha sido muy bonito. Espero que recordéis mi gimnasia», proclamó antes de que el público se rompiera las manos a aplaudir. Se va con otras dos medallas para una amplia colección. Bronce en los dos aparatos en los que compitió en la final de la Liga Iberdrola. Mazas y cinta.

Teresa Gorospe comenzó su andadura a los 6 años en la gimnasia rítmica de la mano del Club Beti Aurrera. Una niña que se convirtió en campeona de España infantil en 2017. Al año siguiente ingresó en la selección nacional y en 2019 fue novena en pelota en el Mundial junior. Acabó el año con tres bronces en el estatal por detrás de Salma Solaun, quien sí estará en los Juegos, y juntas dieron el salto al Centro de Alto Rendimiento ubicado en la Ciudad Universitaria de Madrid. Eran el futuro de la gimnasia nacional y enseguida se convirtieron en el presente.

Primero juntas y después por separado participaron en competiciones por medio mundo. En el Mundial de Japón de 2021 se lesionó Salma y le sustituyó Teresa. Ahí comenzó un ciclo olímpico en el que ha estado trabajando como reserva. Entrenar al máximo sin llegar a competir. Una responsabilidad que conlleva un desgaste mental. Cumplida la mayoría de edad inició los estudios de Medicina, su otra gran pasión. A seguir los pasos de su tía Esther, uno de los pilares de su vida junto a su madre. Este primer año solo cursó unas pocas asignaturas. Ahora, podrá dedicarse plenamente a sus estudios tras dejar compungido a todo el mundo de la gimnasia.