Amaia Peña, la portera vasca que triunfa en EEUU

De momento ya sabe lo que es triunfar en la liga universitaria con los Pitt Panthers, el equipo de Pittsburgh, al oeste de Pensilvania, donde lleva cuatro años y donde ha llegado a ser nombrada ‘mejor jugadora defensiva de la semana’, ayudando al equipo a plantar cara a los mejores conjuntos del país. “Ir allí era un tren que no quería dejar pasar, aunque al principio me costó adaptarme y se me cayó alguna que otra lágrima hasta que conseguí encajar en el equipo y en la Universidad”. Comparte vestuario y tiempo de ocio con la navarra Celia López. “Entre nosotras y una compañera mexicana le damos vidilla al equipo”, bromea.

Ella es una del centenar de futbolistas españolas que estudian una carrera y compiten a la vez en Estados Unidos. Confiesa que compaginar esto allí “es una gozada”. “Nos ponen tutores privados para las clases en las que necesitemos refuerzo y todos respetan que tengamos partidos y viajes. Cambiar fechas de exámenes o trabajos es muy común y siempre que nos vamos tenemos el material por adelantado para que lo podamos preparar”. Además, no tiene que preocuparse por los gastos académicos, y cuentan con un salario mensual con el que pagan su estancia y manutención, al que se unen unos 500 dólares al año, “para gastar en ropa, zapatos o cualquier cosa que necesitemos”, explica. Tampoco tiene problema alguno por ser mujer. “A nivel universitario el deporte femenino se trata del mismo modo que el masculino. Disponemos de las mismas facilidades deportivas e instalaciones que ellos. La verdad es que nos tienen muy mimadas. Si hace falta volar en chárter para poder recuperar mejor para un partido se hace”, desvela.

Amaia era de pequeña una de esas niñas que siempre estaba pegada a una pelota. Como suele ir bastante a contracorriente terminó decantándose por ser portera. “Es una labor diferente y a mí lo que no es lo común siempre me ha hecho más gracia”, confiesa. “Los niños en el patio siempre querían ser Messi y yo Casillas o Tirapu”. Peña se formó en el Pauldarrak, pasando también por Lezama, donde estuvo dos años. “Fue un premio, pasé de ir a ver jugar a las chicas a tenerlas cerca. Me considero muy afortunada”. Luego tomó la gran decisión de cruzar el charco, aunque antes le dio tiempo a proclamarse campeona de Europa sub’17 con España en 2015, con Lucía García como compañera.

Ahora tiene claro que quiere dar el paso a profesional, cuando termine su último curso en la Universidad. “Creo que es el momento de hacerlo”. La portugaluja admite que le gustaría algún día regresar a España para jugar, “doy mucho valor a tener el calor de la familia y los amigos”, y confiesa que le encantaría poder disputar un partido en San Mamés. “Me dan mucha envidia. Me gustaría disfrutar de eso”. También sueña con poder debutar con la selección absoluta tras brillar en las categorías inferiores. “Fue una experiencia que muy pocos pueden vivir y fue un auténtico placer. Ahora mismo creo que estoy lejos del nivel de las porteras que participan habitualmente en las concentraciones, me falta mucha experiencia y trabajo, pero ojalá llegue ese día”.

Amaia tiene los pies en el suelo y remarca que es una persona “muy autoexigente”. “Todos los días me parecen una buena oportunidad para poder ser mejor dentro y fuera del campo. Mi objetivo es seguir aprendiendo de mis compañeras y de todas las que tengan más tablas que yo”. Si el fútbol le falla le gustaría dedicarse al estudio de mercado de empresas deportivas, y a la gestión de diseño de productos deportivos, “pero siendo honesta soy de las que echen lo que le echen disfruto con lo que sea”.