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Olga Jiménez
Domingo, 30 de mayo 2021, 13:59
Cuatro años para tocar la gloria. Ese es el rápido periplo completado por las chicas de la escuadra albiazul para llegar a la élite del ... fútbol femenino nacional. Una gran historia de éxito que arrancó cuatro cursos atrás. En la temporada 2017-18 el Alavés inició un proyecto femenino en su estructura que, de inicio, pretendía iniciarse desde la categoría regional para ir dando pasos. Sin embargo, la escuela Gasteizko Neskak se cruzó por el camino. Un club que llevaba más de 20 años desarrollando el fútbol femenino en Álava y que contaba ya con un equipo en la Segunda División. El convenio o absorción de la estructura se llevó a unas cuantas jugadoras y a su directora deportiva, Dafne Triviño, que pasó a ser la cabeza pensante de un proyecto que comenzó de la nada a andar en una categoría peligrosa.
Aquella oportunidad no se podía perder, pero el proyecto de Las Gloriosas debía tener una filosofía y señas de identidad acordes con la entidad que representaban. «Ese año fue complicado y hasta la última jornada nos jugamos la permanencia. Teníamos un planteamiento para estar en la categoría Regional y después en Segunda División tuvimos que cambiarlo», recuerda Dafne Triviño. Aquella temporada, la capitana, María Ortiz de Pinedo, volvió a ser la líder indiscutible. En su etapa en Liga Vasca fue tres años consecutivos la máxima goleadora. Como primera temporada de albiazul, certificó de nuevo su excelente olfato goleador como pichichi del Deportivo Alavés, junto con Neike y Amaia, las tres supervivientes del Gasteizko Neskak.
Un año de sufrimiento y aterrizaje en la Segunda División, dio paso a una segunda temporada en la que el proyecto cogió forma y velocidad de crucero, hasta el punto de rozar el play off de ascenso a la máxima categoría.
Las vitorianas solo perdieron un partido, ante Osasuna. Fue una derrota que les cortó las alas y toda ilusión de mirar a Primera División. «Estábamos invictas. Había mucha ilusión. El 31 de marzo de 2019 jugamos en Mendizorroza ante el Athletic B. Todo se puso de cara con un 2-0 pero luego nos empataron. El fin de semana siguiente nos valía el empate ante Osasuna en El Sadar, y perdimos. No pudimos disputar la fase de ascenso. Fue muy duro», rememora con tristeza la directora deportiva albiazul. Aquel curso de cierre doloroso dejó en Vitoria el poso de un proyecto femenino con fondo y forma, un grupo de jóvenes futbolistas que iba en serio.
En la reestructuración de la Segunda División, se creo una liga intermedia denominada Reto Iberdrola en la que las alavesas conseguían tener sitio. «Los cuatro primeros clasificados de cada grupo pasaban a la Reto Iberdrola y entre ellos el Alavés. Fue un ascenso por méritos propios», subraya Triviño.
Con toda la ilusión, la temporada pasada el equipo volvió a demostrar una línea ascendente. El coronavirus dictó sentencia. La liga se suspendió y se tomó la decisión de que fuera el Eibar el equipo que ascendiera como primer clasificado en este momento. Otro mazazo difícil de digerir. Pero si algo tiene este equipo Alavés femenino es tenacidad y persistencia. A la tercera suele ser la vencida y el proverbio se ha hecho realidad. Con un grupo compacto y pocas incorporaciones nuevas esta temporada, el bloque sumaba más talento subrayando aún más la esencia y filosofía que les distingue. «El método lo tenemos claro. Nos gusta proponer y tener el balón. Ser valientes. En algunos momentos te tienes que readaptar con equipos más fuertes. Somos un equipo muy técnico, virtuoso con el balón, pero nos cuesta más ir a la guerra ante rivales más físicos, aunque es algo en lo que hemos mejorado mucho».
La estabilidad en el puesto de entrenador no ha sido el sello en las Gloriosas, que han contado con tres técnicos diferentes en los cuatro últimos cursos. En su campaña de arranque, el técnico elegido fue Álvaro del Blanco, tras una destacada trayectoria en el CE Europa, un club con una importante labor de desarrollo del fútbol femenino en Cataluña. El Alavés decidió no darle continuidad y dio paso a Joseba Basarrate. El técnico vizcaíno llegaba avalado por una trayectoria de más de doce años en el fútbol femenino, procedente de la SD San Ignacio de Bilbao, con el que logró un subcampeonato de liga y disputó el play off de ascenso a Primera. En su primer año Vitoria, se quedó a las puertas de los cruces de ascenso tras la fatídica derrota ante Osasuna. Inició su segunda campaña hasta que fue destituido el 12 de febrero de 2020 con una balance de 10 victorias en 20 partidos.
Tomó el testigo quien había sido segundo entrenador hasta la salida de Basarrate. Mikel Crespo se hizo cargo de las Gloriosas hasta alcanzar el pujante momento presente. Antes de ocupar el puesto, Crespo había ejercido de analista para el club albiazul y también había realizado funciones en la Federación Española como director metodológico. Se trata de una figura que está emergiendo con mucha fuerza en escuelas de fútbol y academias de futbolistas. Su principal cometido consiste en lograr que se siga la misma filosofía, modelo de juego y metodología de entrenamiento en todos los equipos de un club.
Dafne Triviño vive 24 horas el futbol. El de su club y el de los demás. Ve todos los partidos de la Reto Iberdrola y la Primera División. Su conocimiento del deporte y su evolución le han servido para saber moverse en mercados cambiantes donde las jugadoras se revalorizan y pueden mostrarse mejor en plataformas cada vez más numerosas donde se puede ver fútbol femenino. «La propia competición te lleva a conocer jugadoras para encontrar ese perfil técnico-táctico que se tiene que adaptar a lo que queremos como proyecto con identidad propia. El futbol femenino ha cambiado mucho. Hay muchos mercados. En el club pensamos que es importante tener un bloque sólido que tenga sus señas de identidad porque eso te da puntos y crea un buen vestuario», apunta. Como muestra, los nombres de Neike, Cris, Mery, Ane Miren. Amaia, Alba, Mirian, Emma, Vera, Urbani, Miku, Gazte o Sanadri, la actual pichichi con 16 dianas. Jugadoras que llevan tres o cuatro cursos conformando un grupo ganador y ambicioso.
Con todo este bagaje, las experiencias pretéritas han servido para ser equipo de Primera División. «Hemos aprendido de las vivencias del pasado. Como lo que nos ocurrió hace dos temporadas cuando lo tuvimos al alcance de la mano y todo se fue por la borda. Estamos más preparadas y fuertes para afrontar las peores situaciones. Entre todos hemos sabido superarlas hasta llegar a este punto», concluye la coordinadora vitoriana.
Pensar en Primera Iberdrola es pensar ya en futuro, en la situación de las jugadoras, sus contratos y en el salto tan grande de categoría. Entre la Reto y Primera Iberdrola, el fútbol que se juega es diferente, más físico, más de ida y vuelta. En el Alavés ya están preparados para ese desembarco, al menos, a efectos legales. «Todas las jugadoras tienen un contrato profesional y cotizan a la seguridad social», apunta Triviño. En la élite, es cierto que los matices son importantes en cuanto a salarios y un convenio regulador peleado con sangre, sudor y lágrimas por unas condiciones de trabajo más justas y dignas. Pero, lo primero es lo primero. Celebrar el soñado ascenso a la élite del fútbol español. ¡Quién iba a pensar en recorrer semejante camino en tan solo cuatro años!
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