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Cristina Auñón (Madrid, 32 años) es una de las veteranas de un Alavés Gloriosas que camina con paso firme en la temporada de su estreno en Primera. Con el poso de una década en la élite en la que ha podido ver la evolución del ... deporte, cambió en verano un Rayo Vallecano en una situación complicada por un proyecto en Vitoria que ve ilusionante y donde se siente importante.
- Se acaba un parón de dos semanas. ¿Cómo se lleva?
- De manera diferente. Al ser la primera temporada en Primera, se hace duro y largo. Hay gente que arrastra problemas físicos y entonces son semanas en las que puedes aprovechar para trabajar otras cosas.
- Y a la vuelta, contra un gigante como el Barcelona.
- Es una buena piedra de toque (ríe). Es especial porque es el primer año en Primera y es bonito que a Ibaia vengan los mejores de Europa. Y el Barça es el mejor.
- ¿Hay forma de sorprenderle?
- No sabes si es mejor marcarles un gol o no meterlo para que no se enfaden. Al margen de bromas, creo que sabemos la teoría, pero tienen tanto talento individual y colectivo que es muy difícil.
- Hace no tanto parecía improbable imaginar a un equipo español dominando en Europa.
- El Barcelona hizo una apuesta clara por el equipo femenino. Apostó a largo plazo y ahora se ven los frutos. El éxito del Barça, dentro de lo que cabe, es un éxito del fútbol español.
- ¿Una superioridad tan rotunda de cualquier equipo es positiva para el balompié nacional?
- Hay que verlo de manera positiva. Es un modelo inalcanzable para muchos clubes, pero sí en el que hay que mirarse. Cómo se hacen las cosas, la importancia que se le da a la sección, los medios que se destinan... A partir de ahí creo que todos los clubes darían un pasito adelante. No todos van a llegar a su nivel, pero debemos evolucionar.
- Si hay algún sitio donde pueden soñar es en Ibaia.
- Nos sentimos cómodas. La gente siempre anima. Nos ayuda, es un punto psicológico que viene bien. Los rivales llegan con un poco de miedo porque ven que en casa nos hacemos fuertes.
- Contrasta con la realidad fuera. ¿Miedo escénico, relajación...?
- En Primera es muy difícil ganar. Cada pequeño detalle cuenta. La mayoría de las veces fuera han caído del lado contrario. Pero seguimos trabajando para mejorar eso, las sensaciones y merecer ganar esos partidos.
- Aunque la permanencia parece todavía cercana, ¿no surgen algunos fantasmas?
- Hay que estar tranquilas. Mucha parte del trabajo lo hemos hecho. Es un equipo muy joven, con chicas que debutan. Es normal pasar un bache. No quiere decir que la salvación peligre. Seguimos trabajando para mejorar las sensaciones y tenemos claro que hay que tener calma y seguir haciendo lo mismo. La dinámica cambiará y acabaremos bien.
- Es su primer año en el club. ¿Qué tal se ve?
- Bien. Estoy muy contenta con el club, los técnicos y las compañeras. Cuando estás a gusto, se nota jugando.
- En verano dejó Vallecas tras una década. ¿Por qué?
- Se podría hablar mucho de las razones que me llevan a salir, pero lo que yo valoro mucho más son las razones que me traen. Un proyecto muy bueno, ilusionante, con gente verdaderamente comprometida y yo eso lo noté desde el primer momento. Fue fácil.
- Ahora su ex es colista y vive una situación complicada. Sin médico para atender a lesionadas.
- La palabra es tristeza. Es un club donde he pasado tiempo, donde me he formado. Lo que soy ahora es gracias al Rayo. Lo veo desde la distancia, pero no me deja de tocar el corazón.
- Se habló mucho de la llegada de Carlos Santiso al banquillo. Salieron a la luz unos comentarios muy desafortunados con tintes sexuales que hizo en el pasado y fueron muchas las voces que pidieron su cese. ¿Qué opina?
- Es decisión de un señor que dirige una empresa, que es el dueño. Cada uno sabrá valorar si son o no son correctas. Dentro de eso diría que ellas son víctimas de la situación, porque cuando tienes un puesto de trabajo es complicado decidir sobre muchas cosas que ocurren en estamentos que están muy por encima de tu control.
- Como telón de fondo, un proceso de profesionalización que parece ir muy despacio.
- Decían que en marzo se iban a aprobar los estatutos. Nosotras estamos un poco de espectadoras porque realmente no tenemos prácticamente voz ni voto en esto. Me llama la atención.
- Les gustaría tenerlo.
- Sí, la verdad que sí. Vamos a ver qué pasa, si se aprueban los estatutos y podemos trabajar de la mano. Queremos tener un producto atractivo y hacerlo llegar.
- ¿Cree que falta voluntad?
- No sé si se mojan poco, pero las decisiones llegan muchas veces tarde y no nos vemos nosotras afectadas directamente de manera positiva. No se refleja un verdadero cambio ni en la competición ni en nada que tiene que ver con los clubes.
- En Estados Unidos, las selecciones femeninas y masculinas van a cobrar lo mismo. ¿Y aquí?
- Ellas también tienen un apoyo social detrás y la gente las sigue. El espacio que les dan los medios les hace tener cierto poder. Eso en España también nos falta.
- ¿Nota pese a ese déficit un mayor seguimiento?
- Tendríamos que mirarnos a nosotras, también las jugadoras. Saber que es un producto que tienes que hacer atractivo, dar a conocer, que necesita presencia en los medios y que tienes que vender. Si no eres capaz de crear un producto para hacerlo atractivo y para que la gente y los patrocinadores lo compren, no vamos a avanzar.
- ¿Cuesta hacerlo atractivo?
- Yo creo que no. Son cambios relativamente pequeños que muchas veces se dan en el día a día. Por ejemplo, jugar en campos de hierba natural o tener todos los partidos televisados. Cuando se compraron los derechos y se emitían muchos partidos, se veían. Las audiencias estaban ahí. Habría que trabajar en esa línea, que los clubes se pongan de acuerdo y vayan en la misma dirección para vender una misma cosa.
- Son un espejo para muchas niñas.
- Las niñas ya no quieren ser Cristiano Ronaldo o Messi, quieren ser Alexia Putellas. El mejor estandarte de todo esto es una generación maravillosa de futbolistas españolas. En el filial, las niñas tienen en quien fijarse. Quieren ser Ane Miren, Cristina Cornejo... tienen espejos donde mirarse y donde querer estar algún día.
- Tiene una larga historia con un mote, 'Sole'.
- Eso se quedó en el pasado. Lo agradezco, la verdad (ríe). Este cambio de aires me ha venido bien para este tipo de cosas. Surgió cuando yo era muy pequeña. Tenía una entrenadora que decía que me parecía a Soledad Giménez, la cantante de Presuntos Implicados. La broma se alargó y había gente que realmente pensaba que me llamaba Soledad. Me han pasado situaciones de gente que, a lo mejor, en una alineación, al decir mi nombre, decía Soledad en lugar de Cristina.
- ¿Le gustaría seguir?
- Con mi edad me tengo que ir planteando objetivos cortos. El primero es acabar la temporada bien, contenta y sin lesiones.
- ¿Las ganas de jugar siguen ahí?
- Sí. En mi cabeza sigo teniendo veinte años, pero el cuerpo te va dando señales. Por las mañanas te recuerda que tienes una década más de la que tú te crees.
- ¿Hacia dónde cree que se dirige el fútbol femenino?
- Espero que hacia un proyecto sólido, duradero. No un 'proyecto Guadiana'.
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