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El fútbol femenino español vuelve la casilla de salida. «Cansadas» de no tener la liga profesional que les prometieron. «Solo queremos tener esas condiciones que nos merecemos», proclama la centrocampista del Atlético Silvia Meseguer, vicepresidenta de la Asociación de Futbolistas Españolas (AFE). Son palabras enmarcadas ... en la rueda de prensa que han ofrecido catorce jugadoras de la Liga Iberdrola, donde el Alavés estuvo representado por su capitana, Mery Ortiz de Pinedo, y Alba Aznar. Y que dejó una advertencia nítida: «Si es necesario tendremos que hacer una huelga».
No hay plazos marcados, pero esa posibilidad ya está sobre la mesa. Es real. Sería la culminación de una protesta por una situación límite que antes ya habían escenificado con acciones como la retirada del escudo federativo de las camisetas de algunos equipos –algo que implicó sanciones–, los parones de medio minuto previos a varios partidos y la publicación de un comunicado. La profesionalización del fútbol femenino se anunció a bombo y platillo durante el verano, «pero todos hemos visto que hemos dado pasos hacia atrás», apunta la jugadora colchonera Amanda Sampedro. «Hay una situación de bloqueo que hace que nosotras no seamos profesionales, con todo lo que eso conlleva», precisa la rojiblanca.
«Ha habido unas promesas y no se están cumpliendo», insiste el secretario general de la AFE, Diego Rivas, que ha ejercido de portavoz del sindicato. Han pasado más de cinco meses desde que el CSD aprobó la calificación de liga profesional para el fútbol femenino y la euforia inicial se ha transformado en la actual indignación. Por el camino, se perdió la unidad de los clubes. La propuesta inicial, presentada de manera formal al CSD contaba con el respaldo de 12 de los 16 integrantes de la máxima categoría. Se desmarcaron Real Madrid, Barça, Athletic y Madrid CFF y los tres primeros presentaron otra. Y el ente gubernamental pide una unanimidad que de momento no existe –ayer no hubo representación blanca, blaugrana ni rojiblanca–. «No sé si quién es el culpable, pero sí sé quiénes son las víctimas», subraya Rivas.
Mensajes claros. Concisos y contundentes. «Nosotras somos las principales protagonistas, las que jugamos cada domingo y nos tienen que tomar en serio», recalca la capitana del Rayo, Pilar García. En una situación insostenible, el equipo franjirrojo es protagonista de un triste telón de fondo. Sin sueldos, sin dietas, sin unas condiciones mínimas para la práctica deportiva. El domingo su jugadora Camila Sáez sufrió un fuerte impacto en la cabeza y tuvo que ser atendida por el médico del rival, el Athletic, ya que la escuadra madrileña no tiene. «Lo que nosotras hemos vivido no puede pasar. Nadie nos atiende», lamenta García.
La gota que colma el vaso de la paciencia. «Hablamos de salud», clama Sampedro. «Que no haya servicios médicos disponibles en la instalación, que juguemos en campos que no son de hierba natural y tengamos más lesiones, que no haya sitio ni para una ambulancia por lo que pueda pasar». Servicios mínimos que ahora no tiene el fútbol femenino español y que, «a partir de ser profesional, va a haber una base que los clubes deben asumir».
El buen momento de las Gloriosas, sextas tras diez jornadas en su estreno en la máxima categoría del fútbol español, tiene sus reflejos particulares: Marta San Adrián, 'Sanadri', ha sido convocada por la selección española sub'23 para la disputa de un amistoso frente a Noruega el próximo 29 de noviembre; y Sonia García Majarín ha sido citada por la sub'20 para el Costa Daurada Trophy, que, entre el 25 y el 30 de noviembre, enfrentará al combinado nacional con México, Alemania y Francia.
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